Ante ellos el Rayo, un equipo con el que ahora mismo te bates el cobre y pasa por ser tu gran rival. Por lo que se suma la importancia de los puntos en casa (ganando lo de casa te salvas), y que es un partido de seis puntos (los tres que ganas tú y los que no gana tu enemigo), además del gol average ese. Y claro, se pueden imaginar cómo estamos todos, y cómo tenemos el cuerpo. Es como si el domingo se juntaran todos los miedos y las ilusiones posibles, la previa es una montaña rusa de sensaciones. Con aquello de que al Rayo le ganamos casi siempre, pero este año eso no vale. O eso de que venimos de ganar tres seguidos, pero contra el Alavés también era más o menos así. Está lo de los delanteros que ya marcan, pero seguimos regalando algunas ocasiones demasiado claras. Y así una tras otra vas sumando pros y contras, vas metiéndote presión e ilusión? de manera incansable.

Por ello, lo único que desea un servidor es que jueguen ya, y que sea lo que tenga que ser. Y es que en esto del fútbol ya no me acordaba de lo que era jugártela así, jugártela de verdad. Es curioso, he vivido semifinales europeas, nos hemos jugado entrar en Champions, hemos jugado semifinales de Copa, y hemos jugado grandes partidos y de mucho peso. Y les puedo asegurar que los nervios y el miedo de aquello y de esto, no se parece en nada. El peor miedo es el de perder aquello que crees es tuyo, o aquello que te hace feliz. Miren, volviendo a lo del sorteo de ayer y de Europa, eso te hace disfrutar y ser feliz. Lo del domingo te da la vida, te hace respirar. Y para ser feliz lo primero es respirar.