Comer y beber es un binomio ineluctablemente unido al concepto de fiesta. La Magdalena no sólo no es una excepción, sino que con el paso de los años la oferta gastronómica que ofrece la Semana Grande de la capital de La Plana ha crecido, año a año, para en la actualidad estar presenten en cada rincón de la ciudad.

Al histórico referente en este campo, el Mesón del Vino, donde a decir verdad se bebía más que se comía, se han sumado distintas entidades y colectivos, que han abierto otras tantos mesones, ferias o recintos donde prima la comida, en sus distintas modalidades autóctona e importada, y la bebida. En este último ámbito, el vino y la cerveza se llevan la palma.

Ayer, con motivo del arranque oficial del 75º aniversario de La Magdalena, se inauguraron hasta siete s donde los ciudadanos pueden acudir, en diversas franjas horarias, a comer y beber entre acto y acto del programa festivo.

La relación de recintos que ayer se abrieron al público en distintas zonas de la ciudad es la siguiente: Mercado Gastronómico de Castelló, en la céntrica plaza de Santa Clara, y organizado por la Concejalía de Comercio, donde predominan la oferta culinaria con sello propio; Mesón de Temática Vinícola (Mesón del Vino), que este año ha quedado emplazado en el Bulevar de la Avenida Blasco Ibañez; Feria Food Trucks, instalada en la plaza Bisbe Pont i Gol, Mercado Artesanal, en el antiguo recinto de Ferias y Mercados; la Feria de la Cerveza Internacional, en el Boulevard Blasco Ibañez, y Feria de las Casas Regionales, en la plaza del Pozo de Gumbau.

Y junto a estos recintos, aglutinados bajo una fórmula temática, por toda la ciudad proliferan una serie de barras que pueblan las aceras, en unos casos de locales de hostelería fijos y, en otros, impulsados de manera eventual por diferentes colectivos o entidades festeras, como gaiatas y collas.

Y por si esto no fuera sufriente, la oferta gastronómica aún tiene otros eventos masivos y populares, como el Día de las Paellas que organiza la Federación de Colles de Castelló.