­En época de administraciones endeudadas por encima del máximo razonable, con la salud financiera de muchos consistorios en vigilancia y con planes de estabilidad para contener un gasto desbocado, cinco ayuntamientos de la Ribera concluyeron en mayo el mandato con la deuda a cero. El Ministerio de Economía certificó en 2011 que los ayuntamientos de Albalat de la Ribera, Benimuslem, Cotes, Massalavés y Fortaleny fueron los únicos de la comarca que cerraron 2010 sin un sólo euro de deuda.

El alcalde de Albalat de la Ribera, Joan Baptiste Ferrando, se expresa de forma directa: «No se puede estirar más el brazo que la manga. Nosotros incluso trabajamos con superávit por una cuestión de sentido común, porque un proveedor cuando hace un trabajo lo que quiere es cobrar», dice Ferrando. «Creo que los ayuntamientos debemos dar ejemplo y ser los primeros en pagar, pero fíjate lo que están haciendo la mayoría», añade. Pero la austeridad no es sinónimo de apoyo electoral. Todo lo contrario.

Los teóricos buenos gestores, que han dejado sus ayuntamientos completamente saneados, o bien abandonan el cargo, como le ocurrió a José Gozálvez en Cotes, o han perdido votos. El PP cayó derrotado en Benimuslem; el PSPV en Massalavés y los alcaldes de Albalat de la Ribera y Fortaleny han perdido apoyos.