La rapidez con la que se propagaron las llamas provocó ayer momentos de tensión y mucho peligro aunque no hubo que lamentar víctimas

Manuel y su hijo tuvieron que acudir con rapidez a su explotación, ubicada en unos montes próximos a Alborache, para sacar los vehículos desde su almacén agrícola a campo abierto y ponerlos a salvo de las llamas. En pocos minutos el fuego bajó por la ladera y consumió un enorme pino. Manuel se lamentó por la perdida del árbol: «Lo planté hace muchos años y el fuego lo ha quemado en segundos».

«Esto no hay quien pueda pararlo. Ni siquiera los aviones», añadió. Criticó que el monte no estuviese acondicionado. Si estuviese bien limpio se podrían evitar tragedias como esta, pero no dedican suficientes fondos para hacerlo».

El alcalde de Millares y brigadista de Imelsa, Higinio Pérez, destacaba con asombro la rapidez con la que habían desplazado las llamas. «El jueves, en cuatro horas, el fuego llegó desde Cortes de Pallás a Dos Aguas». Pérez estuvo participando en las labores de extinción y describió el incendio como «lo más parecido al infierno».

En los campos, cientos de conejos y otros animales huían desesperados de las llamas conscientes instintivamente del peligro que corrían. El alcalde de Cortes de Pallás, Alberto Sáez, lamentaba desde el Puesto de Mando Avanzado los daños provocados por el fuego en su término municipal. El fuego ha destruido una nave industriales que había construido el ayuntamiento para desarrollar un proyecto relacionado con la riqueza forestal de la zona, prácticamente desaparecida en unas horas. «Es desalentador ver como un municipio que cuida de sus recursos naturales los pierde por culpa de una negligencia», añadió.

El president de la Generalitat, Alberto Fabra, tras recorrer la zona en helicóptero y coordinar desde el PMA, declaró que desde el aire el incendio era algo «dantesco y desolador».

«Estériles y grises»

Una de las personas desalojadas por prevención de las urbanizaciones amenazadas por las llamas dijo a EFE que el miedo les ha impedido dormir y que los cerros y montañas de la zona donde viven aparecen ahora «estériles y grises»

La barbarie de las llamas es «espeluznante» y gracias a los equipos de salvamento y seguridad pública, «podemos contarlo», apuntó Lilo Vásquez, una mujer de 28 años que reside junto a su esposo y su hijo en la urbanización «Altury», en el término municipal de Turís.

Según relató, lo que ayer por la tarde era «algo de humo» en las inmediaciones de su vivienda se fue transformando poco a poco en «cielo rojizo», luego en «lluvia de cenizas»» y más tarde en «un fuego vivo» que se veía desde su casa.

A las siete y media de la mañana de ayer, agentes de la Guardia Civil llegaron llamando puerta por puerta de cada casa y chalé de esta urbanización ordenando el desalojo.

Sólo me ha dado tiempo a coge—un perro y un gato— y algo de ropa», manifestado esta joven, de nacionalidad colombiana, a la que se le ha quedado dentro de la vivienda «toda la documentación referida al proceso iniciado para obtener la nacionalidad». «Esa documentación, al margen de nuestros enseres, es mi vida y el esfuerzo de muchos años en España», subrayó Lilo Vásquez, quien rompió a llorar durante la entrevista.

Reacciones

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ordenó el envío de varios camiones de bomberos municipales al incendio y expresó en nombre de todos los grupos políticos la solidaridad con las poblaciones afectadas.

Rita Barberá lamentó «el terrible incendio» que está causando tan importantes daños en una zona de gran valor forestal y paisajístico, y con riesgo para personas y bienes».

El portavoz socialista en Les Corts, Antonio Torres, pedía al Consell que no se escatimen medios en la extinción del incendio, mientras que la portavoz adjunta de Compromís Mónica Oltra ha pedido la comparecencia del conseller de Gobernación, Serafín Castellano para que explique los «recortes» en el presupuesto forestal.