El Sexenni de Morella llenará de historia, tapices de papel rizado y danzas tradicionales las calles de la localidad castellonense desde hoy jueves y hasta el 28 de agosto. Esta cita, que se repite cada seis años desde el siglo XVII, cumple este año su 53ª edición y conserva intactas las tradiciones y la belleza estética con las que inunda la localidad.

El origen del Sexenni data de 1672, cuando la ciudad sufrió una plaga de peste que asoló a la población y las autoridades decidieron trasladar la imagen de la Virgen de Vallivana, patrona de Morella, desde su Santuario hasta la ciudad y, según cuentan las crónicas de la época, se produjo la recuperación de los enfermos. En señal de agradecimiento y como muestra de devoción, un año más tarde las autoridades civiles y eclesiásticas emitieron un voto en el que se comprometían a rendir grandes fiestas a la Virgen de Vallivana cada seis años y, desde entonces, este compromiso ha sido cumplido de generación en generación. Así, una multitudinaria romería se dirige a pie hasta el Santuario, situado a 24 kilómetros de Morella, para trasladar la imagen de la mariana hasta la ciudad. La llegada de esta romería es celebrada con el engalanamiento de las principales calles y la organización de unas solemnes fiestas que se prolongan en novenario, nueve días.

Estas fiestas tienen un origen gremial, por lo que cada día está organizado por un sector laboral que aporta diferentes signos culturales. Y en la noche del recibimiento a la Virgen de Vallivana confluyen todos los gremios, las danzas, los cuadros folclóricos y los símbolos de la ciudad.

Tras la entrada de la Virgen, cada gremio dedica una jornada a la Patrona de Morella, y cada día desfila un Retaule, una procesión costumbrista que muestra toda la riqueza cultural de estas tradiciones únicas en tierras mediterráneas y que constituyen uno de los elementos más atractivos del Sexenio. También destacan las danzas del Día dels Llauradors, en la que un grupo de niños recorre las calles a ritmo de castañuelas y músicas tradicionales de gaitas y tambores, y la de Teixidors, un homenaje a la tradición textil de esta tierra protagonizado por niños que danzan en torno a un mástil de cinta de colores, tejiendo y destejiendo sus cintas de colores, entre otras.

Por su parte, el Gremio de la Juventud se encarga el último día de la danza de les gitanetes, en la que jóvenes bailan entrelazando cintas de colores que porta un joven elegantemente ataviado.