Sorpresa sólo a medias entre las asociaciones defensoras de la memoria histórica arraigadas en València por la polémica creada por un joven párroco de la iglesia de San Francisco de Asís de Cullera que dijo durante una homilía que algunos pretenden, con la recuperación de parte de la historia, ganar la guerra que perdieron.

«Se podría esperar de los viejos curas que intervinieron en la guerra bendiciendo los pelotones de fusilamiento pero no de un joven que no vivió aquello y que debería estar más por la reconciliación. La actitud de sus representantes compromete a la Iglesia, que está obligada a hacer gestos para situarse como una herramienta que sirva para la reconciliación. Los nuevos sacerdotes deberían estar por la reconciliación y el perdón y no rindiendo honores a aquellos que originaron la guerra. Estas conductas nos hacen temer por el futuro de la convivencia de este país», expuso ayer el coordinador del Grupo de Recuperación de la Memoria Histórica de València, Matías Alonso.

El sacerdote se enfrentó a un feligrés que le pidió explicaciones por su comentario y llegó a expulsarlo de la iglesia, por lo que se produjo un profundo debate que le llevó, según personas próximas a él, a aceptar su equivocación.