Un estudio científico ha incluido amplias áreas de territorio situadas al norte de la provincia de Valencia entre las más expuestas a sufrir un terremoto de más de 5 grados de magnitud a partir de la que pueden registrarse daños significativos.

Las zonas identificadas en el estudio ahora no han registrado nunca un terremoto de esa magnitud y ni siquier estaban incluidas en las áreas de riesgo donde la norma sísmica obliga a adoptar medidas preventivas en la construcción de edificios.

Según el estudio, que se publica en el último número de la revista "Rendiconti Lincei",para la identificación de las áreas de riesgo se ha utilizado información topográfica, geológica y geofísica, junto a imagenes por satélite, que han ayudado a identificar los nodos o puntos de intersección de líneas morfoestructuras donde se pueden producir los seísmos.La tecnología ha servido para confirmar las áreas de sismicidad más importantes de la Península Ibérica, entre las que se encuentra el área del sur de Alicante y Torrevieja, pero también ha identificado los nuevos emplazamientos donde no existen sin embargo registros históricos, según explicó Mariano García Fernández.

Entre las zonas identificadas se encuentran áreas próximas a Valencia y otras situadas hacia el interior del valle del Turia. Además, el informe detecta un nodo con riesgo justo sobre el delta del Ebro con posibles repercusiones sobre el norte de la provincia de Castelló.

"Lo importante de este trabajo es la identificación a escala regional de zonas susceptibles de producir terremotos moderados, lo que no significa que finalmente se vayan a producir", aseguró Mariano García Fernández, coautor del trabajo e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

El científico aclaro que se ha escogido la magnitud 5 "como umbral" a partir del cual se considera que pueden comenzar a producirse daños significativos en las estructuras".

Áreas "sensibles"

Los autores del trabajo, en el que han participado también científicos rusos e italianos, confían en que los resultados permitan definir mejor las fuentes de posibles terremotos en la Península Ibérica. "De esta forma se podrá avanzar en los estudios de peligrosidad y riesgo sísmico a nivel regional y de emplazamientos específicos, como aquellos donde se encuentran las áreas metropolitanas y estructuras especiales como centrales nucleares o hidroeléctricas".