"La noticia no es que tengan problemas para pagar, sino ¡cómo pueden pagar!" El comentario es de un experto en el análisis de la contabilidad autonómica a la vista del balance de 2009 revelado en el resumen de las cuentas anuales de la Generalitat hecho público recientemente. El impago de las deudas a los proveedores, convertidos en financieras paralelas de la Administración autonómica, el runrún sobre eventuales problemas para satisfacer las nóminas de los empleados públicos, la decisión de no sustituir las bajas en determinados servicios, las deudas con los abogados del turno de oficio y hasta el recorte a las bandas de música tienen un denominador común: la falta de liquidez de la caja autonómica agravada tras el desplome de los ingresos por la crisis económica. Un dato del balance resulta espeluznante: A la fecha de corte de las cifras económicas, el 31 de diciembre de 2009, la Generalitat arrastraba acreedores a corto plazo que le reclaman la friolera de 9.642 millones mientras los derechos disponibles a corto plazo (técnicamente, el activo circulante) sólo sumaban 1.736 millones.

La diferencia (el fondo de maniobra) es negativa en casi 8.000 millones -7.906 millones-, equivalente a casi la mitad (el 49%) de los recursos gestionados el año pasado, 16.150 millones. En un escenario de política ficción, habría que cerrar seis meses la Generalitat para reponerse de esta carga.

Entre los acreedores a corto plazo -el grupo de los que reclaman importes a los que el Consell debe hacer frente en un plazo inferior al año- figuran las emisiones de obligaciones y deuda a corto e intereses, así como los pagos correspondientes a gastos previstos en presupuesto y fuera del presupuesto, como una parte de las facturas en los cajones de Sanidad reconocidas, o los importes exigidos por otras administraciones, como ayuntamientos y diputaciones. Entre los derechos disponibles a corto -susceptibles de hacerse efectivos en menos de doce meses- están los derechos pendientes de cobro del presupuesto y de años anteriores, las inversiones financieras y el dinero en caja.

Lógicamente la Generalitat tiene sus vías de financiación -entre ellas, también el endeudamiento a largo plazo- pero la falta de liquidez que expresa el fondo de maniobra negativo -el mayor en la historia de la Generalitat- da una idea de la situación de la hacienda autonómica. La cifra es casi cinco veces superior (un 450% más) a la de hace nueve años, cuando era de 1.754 millones, la diferencia entre unos derechos a corto por 1.119 millones y unos pagos a los que hay que hacer frente por 2.873 millones. La cifra de 2001 únicamente representaba el 20% del volumen gestionado aquel año, 8.722 millones. En tres trienios el gasto se ha disparado hasta casi duplicarse.

Si el importe que suman los deudores a corto y los fondos en caja sólo ha aumentado en 39,7 millones (el 2,3%) de 2008 a 2009, al pasar de 1.696 a 1.736 millones, el de los acreedores se ha incrementado en 2.876 millones, un 42% más, de 6.765 a 9.642 millones. De 2001 a 2009, la cifra de deudores del Consell ha crecido un 55%. En cambio, los acreedores han aumentado un 235%. Entre los acreedores, el salto de 2008 a 2009 se da entre los no presupuestarios (donde se incluye a los proveedores de Sanidad, entre otros).