Francisco Paz acoge con cautela las cifras de tráfico pese al descenso en el número de víctimas mortales. Para acabar con «el problema más grande de la sociedad» apuesta por la educación y la formación, y alerta de una «euforia peligrosa» ante la reducción de los accidentes.

¿Cuál es su análisis de los datos de siniestralidad en la Comunitat Valenciana en 2010?

En un resumen rápido le diría que son menos malos que el año pasado. Por un lado, vemos como se confirma la tendencia a la baja, por tercer año consecutivo, en cuanto al número de fallecidos por accidentes de tráfico en nuestra comunidad y, por otro, se observa cómo este descenso es mayor aún si lo comparamos con los resultados a nivel nacional. Pese a esta bajada no podemos olvidar que además de los fallecidos, la violencia vial se cobra a otras víctimas como los heridos, 50 por cada fallecido, y los familiares y amigos. No podemos olvidar que los costes de los accidentes de tráfico suponen un 2 % del PIB.

En las zonas urbanas es donde menos desciende la siniestralidad en la C. Valenciana ¿A qué considera que se debe?

El potencial de mejora de la siniestralidad vial urbana es aún muy alto. La causa es compleja de definir por la cantidad de variables que se nos presentan en un recorrido urbano donde las situaciones de tráfico son demasiado cambiantes, pero, sin embargo, el conductor se familiariza con el entorno y esto hace que se relaje, se confíe y no esté preparado para reaccionar ante una situación extrema. De todas formas, lo que sí sabemos es que la punta del iceberg la tenemos en los atropellos. Es intolerable que la mitad de los muertos en España en zona urbana se produzcan a causa de los atropellos, y que el 55 % de los peatones fallecidos tenga mas de 65 años.

¿Son las distracciones la peor lacra para los conductores?

Sin duda que la falta de atención, ya sea como causa principal o como causa concurrente, es la responsable de casi la mitad de los accidentes de tráfico. Los conductores ya han conseguido asociar el exceso velocidad y la ingesta de alcohol o drogas a la probabilidad de sufrir un accidente, pero siguen bajando la guardia en su concentración durante la conducción y siguen usando el móvil, el navegador, continúan comiendo, bebiendo o fumando en su vehículo sin ser conscientes de la cantidad de metros que recorren totalmente expuestos a sufrir un accidente. La conducción es una tarea compleja y a tiempo completo, incompatible con la falta de atención.

Usted critica que el Gobierno permite a personas no preparadas ser profesores de autoescuela. ¿Qué supone esto?

Bueno, realmente la denuncia es ante el proyecto de Real Decreto que va a regular los centros que podrán impartir cursos para el permiso A, es decir de motos de gran cilindrada. En ese proyecto se contempla la aberración pedagógica de permitir que un instructor con el único requisito de la experiencia impartiendo cursos para moteros pueda estar tutelando e impartiendo la docencia sin ningún tipo de competencias.

Se han rebajado mucho las cifras de víctimas pero todavía mueren 213 personas al año en la Comunitat Valenciana. ¿Qué se puede hacer para bajar aún más estas ratios?

Estamos en un momento de euforia peligrosa, creyendo que tenemos los deberes hechos en materia de seguridad vial y nuestros políticos tienen demasiada prisa por atajar de forma rápida una situación demasiado compleja. Propongo educación y formación. Mientras el nivel de preocupación de la población por los accidentes de tráfico no aumente [en los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas ocupa el puesto 16], difícilmente se solucionará este grave problema. Si lo que más nos mata no nos preocupa, el problema es mayor de lo que nos podamos imaginar.