La Conselleria de Educación no va a continuar con los préstamos matrícula para pagar la universidad lanzados por el Consell de Alberto Fabra el pasado curso 2014-15. El plan, con el que la Generalitat aspiraba al que se acogieran hasta 100.000 estudiantes, se liquida sin que la anterior conselleria de Mª José Català informara nunca de sus resultados.

El Consell tardó un curso en cerrar los convenios con siete entidades bancarias, pues Fabra la anunció en el acto de apertura del curso universitario 2013-14. El importe del préstamo era el de la tasa por primera matrícula en los créditos de Grado y Máster. El tipo de interés aplicable no debía superar el 5 % anual y las entidades crediticas no podían aplicar ninguna comisión de apertura, estudio, administración o mantenimiento. Durante la duración de los estudios se aplicaba una carencia en la amortización hasta acabar los estudios y solo se liquidaban los intereses.

Este no es el primer plan de préstamos universitarios que fracasa, pues bajo el lema «Estudiar más no cuesta tanto» el Gobierno de Zapatero lanzó en el curso 2007-08 una línea del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para másteres y posgrados, en la que todo eran ventajas. Los recién licenciados no tenían que empezar a devolver el préstamo„sin intereses y a pagar en 8 años„ hasta que encontraran un empleo que les reportara más de 22.000 euros anuales. Sin embargo, las condiciones se fueron endureciendo en las siguientes convocatorias hasta que el Gobierno de Rajoy los suprimió en 2012. Estos préstamos se han convertido en una pesadilla para 2.600 licenciados valencianos, pues el plazo de carencia acabó en 2014 y muchos siguen en paro o apenas ganan entre 500 y 600 euros al mes, con lo que han tenido que pedir ayuda para devolver el dinero.

Soler: «la beca no es un premio»

Además de no seguir con los préstamos matricula, la directora de Universidad del Consell, Josefina Bueno, apuntó que en las becas de la Generalitat «se van a introducir cambios en base a criterios de equidad y justicia social para beneficiar a la gente que más lo necesita». El primer paso es dejar de exigir más nota que el aprobado para acceder a las ayudas, pues según el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, «las becas no son un premio, sino el instrumento para que la gente pueda estudiar y pedirles un 5,5 es un castigo».