Nueve direcciones. Eso es todo lo que los papeles de Panamá han revelado sobre Valencia. Nada ni nadie de relieve. ¿Es posible en una zona donde se ha movido tanto dinero durante el boom inmobiliario y donde la corrupción ha sido constante en las administraciones públicas? Expertos consultados por este diario creen que sí. Los fondos opacos al fisco español procedentes de la Comunitat Valenciana están en su gran mayoría en cuentas en Suiza, Andorra o las islas del Canal, dicen. Son lugares próximos, de menor complejidad y más seguros, coinciden los consultados, que añaden que son varios los factores que pueden explicar la citada escasez.

Una muy relevante es que «solo a un tonto, por ejemplo un actor, se le ocurre abrir en Panamá a su nombre; si el inversor es listo, oculta su identidad», afirma uno de los expertos. Es decir, que tal vez hay más valencianos de los que se han conocido. Pero esa ocultación tiene riesgos que casan mal con el inveterado el «carácter desconfiado» de los empresarios valencianos. Y es que la principal fórmula para conseguirlo es a través de un testaferro, en la mayoría de los casos una personas desconocida con el que se firma un acuerdo confidencial normalmente ante una notaría de países lejanos y también opacos. Por tanto, existe un riesgo cierto de perder el patrimonio.

Además, no es fácil abrir una firma «offshore» en un paraíso fiscal como Panamá, apunta otro de los consultados. Primero hay que encontrar a un despacho de abogados o a una consultora que se brinde a gestionar operaciones ilegales de este tipo. Las fuentes consultadas aseguran que en Valencia no hay. El interesado debe dirigirse fundamentalmente a Madrid y establecer un contacto que suele producirse a través del «boca a boca». Por cuestiones reputacionales, las grandes compañías no se prestan, al menos ahora, a dar estos servicios.

También hay «offshore» legales que se abren en paraísos fiscales como Panamá para centralizar negocios internacionales, por ejemplo en América, si bien las fuentes consultadas aseguran que lo más habitual es que si una empresa hace negocios en Argentina sea en ese país donde cree una firma y no en Panamá.

Asimismo, los expertos consultados apuntan que, al margen de los especuladores inmobiliarios y del dinero que pueda estar oculto por la corrupción, en la Comunitat Valenciana abundan las pymes y, por tanto, hay muy pocas grandes empresas. A eso hay que añadir que la larga crisis económica ha provocado que «muchos patrimonios empresariales estén tiesos». La fuente consultada recuerda que hace diez años nadie hubiera podido imaginar el triste destino del grupo Ros Casares, todo un emblema de la industria valenciana.

Por otro lado, José María Caballé, el mayor empresario turístico de la Comunitat Valenciana „quince hoteles y 2.000 empleados„, que durante diez años fue titular de sociedades «offshore» con las que junto a otros socios hizo negocios relacionados con el petróleo en Oklahoma (EE UU) y que es uno de los diecisiete de la provincia de Alicante que aparecen en los papeles de Panamá, aseguró ayer que «nunca he sacado un duro de España. A lo largo de más de 40 años de trayectoria empresarial he tenido dos inspecciones de Hacienda de las que salí impoluto». En 2012 liquidó las sociedades, trasladó sus beneficios a España y se benefició de la amnistía fiscal del Gobierno de Mariano Rajoy. «Esa es la historia y no otra. Los beneficios de los hoteles, del negocio turístico, siempre los he reinvertido en España y ahí está toda la documentación. No escondo nada ni tengo que esconder nada», aseveró.