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El proyecto cultural de La Caixa llega a Valencia

El Ágora, siete años de vacío y despilfarro

El emblemático edificio ha albergado proyectos como el Open de tenis, un mítin del PP o acrobacias de motos - Las deficiencias y los sobrecostes han marcado esta infraestructura, cuyas goteras empañaron la Campus Party y el torneo deportivo

Lamas de la cubierta de l'Àgora, en el solar que las alberga.

«Espacio con gran versatilidad que permite acoger eventos de diversa naturaleza». Esa es la descripción que se ofrece en la página web del Àgora. Tanta es la versatilidad que por allí han pasado desde desfiles de modelos hasta primeras raquetas del tenis español, pasando por pistas de hielo, exhibiciones de motos acrobáticas, la Campus Party e incluso mítines del PP a razón de 5.000 euros en vez de los 40.000 que debería haber abonado por el alquiler del espacio. Desde que se inaugurara en 2009, sin estar acabada, la gran «clòtxina» y emblema del skyline valenciano ha albergado multitud de eventos. Ninguno de ellos ha cuajado.

Uno de los que más repercusión tuvo fue el Valencia Open 500 de tenis, evento inaugural del deshabitado edificio. Ideado por el tenista valenciano David Ferrer, las pérdidas millonarias que se arrastraban año tras año obligaron a rebajar la categoría del torneo (a 250) en 2015. Ni el rescate del expresidente Alberto Fabra (PP) sirvió para salvarlo. Hasta 1,5 millones de euros adeudaba el Consell a esta entidad, cantidad que el Ejecutivo del Botànic se negó a pagar.

Las deficiencias estructurales del edificio impelieron al nuevo gobierno de la Generalitat a prohibir la celebración de la competición en su interior por motivos de seguridad, por lo que la última edición en ese entorno se realizó dentro de carpas. Entre los desperfectos con que cuenta el edificio están las goteras. Las imágenes del público del open sosteniendo paraguas en el interior de esta particular plaza pública cerrada protagonizaron más de una portada.

Unas goteras que volvieron a hacer aguas en un acontecimiento internacional como es la Campus Party. Decenas de participantes tuvieron que cubrir sus -caros- equipos con plásticos para evitar que resultaran dañados. Una sombrilla de playa cubrió el servidor que abastecía de internet a los 3.000 participantes.

Escenas más amables, incluso entrañables, se vivieron durante las Navidades, cuando el espacio se convirtió en pista de hielo. Miles de valencianos pasaron por allí, justo en el mismo recinto en el que el PP celebró su mítin central de la campaña de las elecciones europeas de 2014, al que acudió el mismo Mariano Rajoy y el candidato Arias Cañete. Los populares pagaron por arrendar este espacio unos 5.000 euros, 35.000 menos de lo que en realidad deberían haber desembolsado.

También han desfilado por allí modelos de la Valencia Fashion Week hasta el 2014. El estilo y la moda han dejado paso también a un campeonato de freestyle de motos, esto es, acrobacias impensables sobre dos ruedas, eso sí, sin llegar a tocar ese techo que se encuentra a 80 metros del suelo (un equivalente a un piso de 20 alturas).

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