La lucha por los recursos y el cuidado del planeta hace hincapié en el objetivo de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible. La hoja de ruta para los municipios valencianos constata un riesgo: tanto complejo turístico con césped, piscina y golf ha disparado el consumo hídrico ente Vinaròs y Pilar de la Horadada. «La presión sobre los recursos hídricos ha empeorado la calidad del agua y aumentado la contaminación tanto en flujos superficiales como subterráneos, debido no solo a los vertidos incontrolados sino a la falta de depuración total o parcial de las aguas residuales de algunos municipios». Ríos como el Albaida y el Vinalopó y humedales como l'Albufera arrastran serios problemas de contaminación», dice el estudio.

El informe pide «evitar la privatización y mercantilización del agua». Y aporta un dato sobre la demanda de agua en la Comunitat Valenciana: el 17 % lo consume la población, el 3 % la industria, y el 80 % la agricultura. De ahí la necesidad de evitar pérdidas en el sistema de riego.

Energía renovable para el «bus»

Sobre los efectos del cambio climático, el estudio subraya dos detalles llamativos: «El récord histórico de temperatura máxima en un mes de mayo en Europa alcanzado en Carcaixent en el 2015 (44,4 ºC), o el hecho de que Alicante fuera la zona poblada del planeta en la que menos llovió en 2014». Todo ello, augura, afectará a la agricultura, la pesca y el turismo.

Una acción concreta es aumentar la eficiencia energética de los edificios públicos. Otra es desplegar una política de contratación que garantice que la energía necesaria para la prestación de los servicios públicos (alumbrado, transporte, etc.) proceda de fuentes renovables.

Por otro lado, advierte el informe de que el territorio valenciano está en zona de riesgo de inundaciones, sequías, sismicidad, tormentas de granizo, olas de frío y calor, y temporales de viento. Entre otros factores, pide «apoyar planes que pretendan evitar la aglomeración en las ciudades y los asentamientos urbanos».