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Las carreteras valencianas tienen 18 tramos peligrosos para los ciclistas

Un estudio de la Diputación de València localiza los puntos con más accidentes para las dos ruedas y las zonas con mayor afluencia

Un trabajo de un año para detectar los tramos con más siniestralidad ciclista de la provincia de València está a punto de concluir justo en el momento de una triste coincidencia: cinco ciclistas han muerto en cinco meses en las carreteras valencianas y ha cundido la alarma después de que en el mismo tramo (la N-332 en Oliva) hayan muerto cuatro ciclistas arrollados por conductores drogados.

El área de Carreteras de la Diputación de València ya tiene listo un diagnóstico que identifica los itinerarios de mayor afluencia de ciclistas en la red de carreteras provinciales y, dentro de ellos, los tramos de concentración de más accidentalidad ciclista.

El estudio detalla 57 tramos viarios con elevado tránsito de ciclistas y una longitud total de 846 kilómetros. De ellos, están marcadas en rojo 18 rutas con alto nivel de siniestralidad para ciclistas. Desde la ruta más corta de dos kilómetros, entre Guadassuar y Algemesí por la CV-523, hasta la más larga de 25,7 kilómetros entre la Pobla Llarga y Navarrés por Sumacàrcer.

En total, las rutas más peligrosas de la red de carreteras de titularidad provincial suman 260 kilómetros. Son los tramos negros para ciclistas, que en muchos casos coinciden con zonas de valor paisajístico y trazado sinuoso. La Safor, la Ribera, la Costera, l´Horta y el Camp de Morvedre concentran la mayoría de estos focos de peligro para las dos ruedas.

El diagnóstico, que hoy adelanta Levante-EMV, será presentado por el diputado de Carreteras de la Diputación de València, Pablo Seguí, en la cumbre de seguridad vial que tendrá lugar el viernes para buscar soluciones conjuntas contra los accidentes ciclistas. Tras detectar los puntos más conflictivos e identificar los problemas concretos en cada tramo, la diputación va a diseñar un plan de acción que fijará actuaciones concretas para aumentar la seguridad de los ciclistas.

Pablo Seguí enumera las tres principales soluciones: ampliación de arcenes; refuerzo de la señalización de advertencia de la presencia de ciclistas; y limitación de la velocidad de circulación para los vehículos. Esta limitación podría acotarse a determinados días de la semana (sábados, domingos y festivos) o épocas del año, o bien circunscribirse a unos tramos horarios concretos en función de cuál sea la frecuencia de uso de la vía. «En cada caso conoceremos la problemática concreta que presenta y, a partir de ahí, veremos cómo podemos intervenir para solucionarla», subraya el diputado de Carreteras.

«Arcenes más amplios»

También la Generalitat está preocupada por este brote de inseguridad. El director general de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, Josep Maria Ángel, aseguró ayer a este periódico que ante la «enorme vulnerabilidad» de los ciclistas urgen actuaciones que extremen la seguridad.

Su departamento pondrá la policía autonómica a disposición de la Guardia Civil para que patrullen los fines de semana en los puntos negros para ciclistas. También considera necesario un esfuerzo en la ampliación de arcenes de las carreteras autonómicas y estudia crear un protocolo de emergencias para quien vea un conductor con síntomas ebrios dé la voz de alerta al 112, como ocurre en áreas como la violencia machista o la desprotección de menores.

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