«Siempre he dicho que no me gustaría acabar con un modelo turístico como el de Barcelona. Hay que hacer un turismo sostenible, con "trellat"», defiende la diputada provincial
En plena polémica por la «turismofobia», la delegada de Turismo de la Diputación de València apela al talante «amable y acogedor» de los valencianos. Pilar Moncho (Sueca, 1970) se pronuncia también sobre el futuro de las corporaciones provinciales: mientras su partido, Compromís, pide más firmeza al PSPV para que elimine estas instituciones, Moncho, más tibia, defiende los pasos que se han dado hasta ahora.
«Turismofobia» es una palabra muy usada últimamente. ¿Ha detectado este fenómeno en València? ¿Qué se puede hacer para evitarlo?
Siempre he dicho que no me gustaría acabar con un modelo como el de Barcelona y tener ese problema. Para ello es necesario hacer un turismo sostenible, con «trellat», que seamos capaces de convivir con los que vienen a visitarnos. Querer masificar y traer a más gente no es la solución. Necesitamos gente que se quede, que duerma, que tenga un gasto elevado. Si no, el que trabaja en el sector no recibe la recompensa. Ni el que trabaja ni el que vive al lado.
¿Cuál es su turista ideal?
El que viene y se queda mucho tiempo. Aquel que no solo va a la capital, sino a recorrer el territorio y que tiene una capacidad económica suficiente para poder comer, consumir, pernoctar... que es lo que al final cuenta. El visitante no es un turista: si no gasta es un visitante. Necesitamos un turismo que revierta sobre nosotros. De calidad. Sin discriminar al mochilero... pero hay que buscar al otro tipo de turista.
¿Cuál es la imagen del turismo valenciano?¿Continuamos siendo playa y paella?
Creo que no. Estamos trabajando desde el Patronato para cambiarlo. Tenemos más de 100 proyectos sobre esa transformación de recursos turísticos a productos turísticos. Con ayuda del Patronato tenemos que conseguir también descentralizar el turismo y desestacionalizarlo. Menos un mes al año, el clima acompaña. El turista ve en nosotros lo que para nosotros antes eran las Canarias. Esa ha de ser nuestra marca: una oferta amplia para todo el año, desde la costa al interior. Porque tenemos una buena conectividad, un buen clima, somos un sitio seguro, amable, nos gusta que nos visiten y convivan con nosotros mientras celebramos una fiesta o evento, como las fallas.
Lleva dos años de diputada. ¿Qué balance hace?
Los principios siempre son emocionantes. Entras en un sitio que desconoces con ganas de cambiar la política turística que se hacia en la diputación. No nos gustaba lo que se estaba haciendo y empezamos a cambiarlo todo. Las subvenciones se daban con criterios políticos y no técnicos, por lo que cambiamos a líneas de subvenciones objetivas. Empezamos a profesionalizar el patronato, creando el departamento de producto turístico que no existía e intentando acompañar y ayudar a los ayuntamientos en esa transformación de los recursos. Cuando íbamos a las ferias turísticas nos dábamos cuenta que no teníamos nada que vender.
Y ¿cómo valora la convivencia con los socios de gobierno?
Es una relación muy buena, teniendo en cuenta los criterios que cada uno tiene. Todo se negocia en una mesa. Nadie hace nada porque lo dice un presidente.
Pero ha habido algunos roces en estos dos años, como ahora con el futuro de las diputaciones.
Bueno, hay diferentes puntos de vista, pero las cosas no cambian en seguida. Como con el tema de los toros, por ejemplo.
Compromís dice que el PSPV ha cambiado su postura respecto a las corporaciones provinciales. ¿Cree que los socialistas están haciendo los deberes?
Creo que sí. Igual con otra visión, o una forma de expresarse distinta, pero ellos, con nosotros, están trabajando en ese sentido. Pero mientras la Constitución no cambie, no puedes eliminarlas.
¿Va a haber un plan de desmantelamiento de las diputaciones antes de 2019?
La manera de desmantelarse es como se está haciendo. Tú no puedes cerrar así como así, ahí hay personas. Eso se tiene que hacer con tacto. No puedes desmantelar algo sin tener un plan B. Todo eso tiene un proceso mucho más largo que cerrar una persiana. Pero quitando el poder económico que tiene la diputación para que le llegue a los ciudadanos por la vía de la autonomía es la mejor manera, es lo que se está haciendo. Llegará un momento en que el Estado español verá que las diputaciones no tienen sentido de ser y desaparecerán.
