Jorge Rodríguez se aparta de la carrera por el liderazgo en el PSPV de la provincia de València antes del pistoletazo de salida. Lo acordó ayer en una reunión con el líder de los socialistas valencianos y presidente de la Generalitat.
Ximo Puig quiere paz con Ferraz en un momento especialmente delicado en España a causa de la situación en Cataluña y el presidente de la Diputación de València ha preferido hacerle caso. Que el portavoz de la ejecutiva de Puig se enfrentara por la secretaría provincial con una sanchista de pro como Mercedes Caballero podría interpretarse como un intento de debilitar al líder del PSOE. Puig no lo quiere. Más en un momento en que el caso catalán puede propiciar la aparición de tensiones territoriales en el partido y, hasta la fecha, el líder del PSPV está satisfecho del apoyo de Pedro Sánchez a los planteamientos valencianos. Aunque no incluyera a València, al menos, entre sus «naciones históricas».
La lectura valenciana es que la paz con Ferraz supondrá que José Luis Ábalos (Caballero es una de las colaboradoras más cercanas del ahora secretario de organización del PSOE) mantenga el control de la provincia.
La posición de Puig es que esta es una estructura meramente «administrativa», ya que el PSPV se organiza históricamente por comarcas y es la ejecutiva de país la que marca línea política y aprueba candidaturas. No es menos cierto, sin embargo, que para Ábalos ha sido un bastión y un amplificador cuando el PSOE se fracturó y hubo que estar al lado o contra Sánchez. Algún valor tendrá cuando Caballero no tardó en anunciar candidatura, antes de sentarse a negociar una hipotética lista unitaria.
Jorge Rodríguez podría haberse lanzado sin el visto bueno de Puig, claro, pero el riesgo hubiera sido máximo en un proceso en el que tenía más a perder que a ganar. En cambio, la obediencia y lealtad al president es un comodín para un futuro en el que el portavoz aspira a tener mucho que decir.
