«He venido a hablar de València», dijo ayer José María Aznar, pero no era cierto, o al menos no del todo. En realidad, el expresidente del Gobierno quería hablar de Cataluña y usó de comodín a la Comunitat Valenciana, un territorio que, en su opinión, se encuentra amenazado por el independentismo catalán. El miedo al efecto contagio fue uno de los mensajes principales que Aznar dejó en la capital del Túria donde acudió para clausurar las jornadas organizadas por su fundación de ideas, FAES, para debatir sobre sanidad y educación. «Las mismas fuerzas ideológicas, los mismos sentimientos rupturistas que han quebrado la convivencia en Cataluña, quieren actuar ahora en la Comunitat Valenciana y con los mismos objetivos», afirmó Aznar ante un público reducido en el que fue imposible encontrar alguna cara conocida del PP valenciano.

El exmandatario hace tiempo que rompió con su sucesor, Mariano Rajoy y, aunque aún conserva seguidores (sobre todo en el discurso ideológico), ni la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, ni nadie de su equipo quiso estar en una fotografía que, a buen seguro, sería mal recibida en Génova. Y es que Aznar, que lleva tiempo enmendado a Rajoy, tampoco le ha dado tregua en la crisis con Cataluña. Ayer, hurgó en la herida al reprocharle su respuesta ante las líneas rojas cruzadas por el Gobierno catalán: «Los silencios se han interpretado como debilidad y no como muestras de prudencia, y se ha inculcado en las mentes una independencia gratuita, dorada y saludada por el mundo, cuando la realidad es la fractura social y el descrédito internacional. Un conflicto sin precedentes en democracia», agregó. Además, cuestionó que la solución que su partido está barajando sea la reforma constitucional. «Si se acepta que el Gobierno catalán ha roto el pacto constitucional, la reforma no debería ser el pago aplazado de lo que no estamos ahora dispuesto a pagar al contado al secesionismo catalán», aseveró Aznar. Un claro «zasca» a su partido que está por labor de llegar a un acuerdo con el PSOE para reformar la Carta Magna. «España atraviesa un momento crítico de su historia y nadie puede abdicar de su responsabilidad», remató.

Aznar, que intervino cuando ya se conocía la respuesta del presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, que aboca a Rajoy a aplicar el 155, pidió «aunar» energías desde la Comunitat Valenciana para defender las libertades, el «antídoto», defendió contra el nacionalismo al que «València no le debe nada». El líder popular aseguró que el nacionalismo catalán «predica una identidad subordinada» de los valencianos y quiere convertirlos en «subalternos» y «de segunda división», algo que «hace años quedó atrás por el esfuerzo de la mayoría de los valencianos».

Aznar arrancó su intervención subrayando el hecho de que la primera vez que el think tank de FAES haya salido de Madrid, lo ha hecho para trasladar el debate a València y puso a la Comunitat como modelo de «equilibrio territorial». Así, defendió que ha tenido una articulación autonómica con voluntad de integración y cohesión y sin que haya existido fracturas internas a pesar de las singularidades culturales y lingüísticas. «La Comunitat ha sido referencia en la articulación de su pluralismo, ha sabido hacer de su cultura un activo sin debilitar lo común», añadió. En este sentido, puso en valor su «peso» en España y pidió no caer en la autocomplacencia.

Aznar aprovechó también para reivindicar el legado del PP como gestor y, como ya hizo en su última visita a València, mantuvo que el la imagen no se corresponde con «el retrato oscuro» de la Comunitat que algunos fabrican interesadamente. «Son falsos y quieren ocultar una historia de éxitos», indicó.