En los últimos días, desde que el Gobierno de Mariano Rajoy anunció que Televisió de Catalunya será intervenida, esta es motivo de atención de la prensa internacional. Entre visitas de este tipo, Vicent Sanchis (València, 1961), profesor, ex alto cargo de Omnium Cultural y exdirector de El Temps, El Observador y Avui, atiende a Levante-EMV.
¿Está asustado, preocupado o indignado?
Con cierta indignación, porque nunca había visto que se pudieran aplicar medidas de excepción de manera tan contundente, pero la justa. Estoy muy calmado y con ganas de tomar buenas decisiones cuando llegue el momento.
¿Ha recibido alguna comunicación oficial de lo que va a pasar con la Televisió de Cataluña?
Nadie ha llamado aquí. He leído lo que han dicho el presidente del Gobierno español y Soraya Sáenz de Santamaría sobre información veraz y constitucional y me parece que ningún gobierno puede dar lecciones de cómo hacer periodismo. Es increíble. Solo pasa en regímenes autoritarios. Me gustaría que el Gobierno español también diga si en los medios públicos que dependen de él se cumplen todas estas cosas. Pediría que una persona medianamente equilibrada viera la programación del último mes de TVE y de TV3 para ver en qué grado de manipulación se mueven unos y otros.
Por lo que a usted le corresponde: ¿es TV3 un agente de manipulación a favor del proyecto independentista?
Me parece increíble responder a esta pregunta. Algunos piensan que parte de la sociedad catalana está abducida por ideas separatistas y, por tanto, los culpables han de ser la escuela, que adoctrina, y los medios de comunicación.Yo solo digo que me expliquen cómo con entre un 10 y 12 % de audiencia se puede abducir al 48 % de la gente que votó opciones independentistas. Y hay unos mecanismos de control ejemplares, desde una comisión parlamentaria y un Consell de l'Audiovisual a un comité de empresa y uno profesional. Ninguna de estas instancias ha dicho que la Televisió de Catalunya manipula o adoctrina. Solo el Gobierno y los partidos que lo apoyan lo repiten a ver si cuela.
¿Por qué se da tanta importancia entonces al control de TV3?
Puede ser porque tenemos una audiencia acumulada a lo largo del mes del 18 % y hay días con picos del 54 %? Finalmente, llegamos a todos [ríe].
¿Cuándo fue la última vez que habló con Carles Puigdemont?
Fue la última vez que lo entrevisté en el Palau de la Generalitat [el 13 de septiembre]. Como tanto él como yo debemos tener nuestros teléfonos controlados, no debe ser difícil corroborarlo.
¿Y con algún conseller?
Hablo poquísimo con consellers, por no decir que no hablo. Alguno me envió un wasap hace unos días por algo que le preocupaba, pero no tengo relación directa con ellos.
¿El 155 es lo peor que le puede pasar a TV3 y a Cataluña?
Es una gran desgracia, porque constituye un estado de excepción que sustituye la voluntad popular por los designios de un gobierno. Eso es gravísimo.¿Lo peor...? Es una anomalía democrática terrible.
¿Tenía idea cuando aceptó el cargo de que podría encontrarse al borde de ser apartado por orden de Moncloa?
Ya se insinuaba que podría haber un referéndum. Lo que pasa es que la realidad siempre supera a las ideas y la ficción. Sobre todo en algunos lugares...
¿Toda esta tensión se puede detener con una convocatoria de elecciones?
A mí me pareció entender a Rajoy que el 155 sería de aplicación convocara elecciones o no el Govern catalán. Por tanto, no se puede detener. Los únicos que podrían hacerlo son quienes lo han impulsado, pero no les veo ninguna vocación.
¿Realiza alguna lectura crítica de los hechos del Parlament los días 6 y 7 de septiembre y del posterior referéndum?
No la he de hacer yo como director de una televisión pública. Como periodista o analista pueden gustarme cosas más o menos, pero se llegó como se llegó. No sé si las cosas se podían haber hecho mejor, pero sé que hay algunos que no quieren que se hagan de ninguna manera y son los que tienen la fuerza.
¿Cómo ve el mes de octubre en València y el 'reviscolament' de la extrema derecha?
Veo que mucha gente ha puesto banderas españolas en los balcones. La pregunta es si los que tienen otra bandera también la pueden poner. Si tienen miedo es que esa sociedad tiene un problema. La extrema derecha no ha crecido ahora; actúa con plena impunidad en València desde 1978, solo que están algo más envalentonados, pero son los de siempre, con la impunidad y la violencia de siempre. Podría hacer reflexionar al partido que se pasa el día invocando la Constitución y que pocas veces, por no decir ninguna, condena esta violencia en las Corts.
