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Entrevista

Antonio Fernández-Pro: "Hace falta tiempo para identificar la violencia de género en las consultas"

"Las principales herramientas de un médico de familia son el tiempo y una silla, y ahora estamos trabajando con unas presiones brutales", critica el presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia

El presidente de la SEMG, Antonio Fernández-Pro, en la sede del Colegio de Médicos de València. f. bustamante

Los médicos de familia siguen siendo un bien escaso.

El panorama es difícil y en cinco o seis años hasta el 40 % de profesionales se van a jubilar. Lo llevamos anunciando desde hace varios años y habrá que echarle imaginación porque va a ser un serio problema de reemplazo. Ya lo tenemos a la hora de hacer suplencias, los compañeros que están a pie de obra tienen una verdadera sobrecarga asistencial. Y los médicos se nos siguen yendo: en los últimos siete años unos 12.000.

¿Continúa habiendo mucho trabajo precario?

En estos años de crisis se ha roto la dinámica normal. Ahora hay trabajo en precario, contratos por horas, contratos basura... cuando en nuestro medio más cercano se están dando contratos solventes, duraderos y de fidelización. El compromiso de nuestros políticos no puede ser otro que el de fijar a los profesionales que salen de la formación especializada.

Y a más sobrecarga, menos tiempo por paciente...

Las principales herramientas de un medico de familia son el tiempo y una silla. Estamos trabajando con unas presiones brutales. Intentamos darle a todo el mundo su tiempo pero es insuficiente cuando el listado es de 50 o 60 pacientes. Ahora viene el verano y nos iremos de vacaciones pero a costa de doblar trabajo, que es perder calidad. La calidez y calidad que puede dar un médico es directamente proporcional al tiempo que emplea.

¿Se ha pasado de ser esa figura cercana a ser un mero despachador de medicamentos?

Depende mucho de la zona pero sí, se ha perdido. Reivindicamos la dignificación. A pesar de todo, en España se han hecho 380 millones de consultas este año y unos 30 millones de visitas a domicilio y somos los profesionales mejor valorados por los ciudadanos. Pero todos los modelos necesitan su espacio y el sistema español ha caído al puesto 19 en el observatorio de calidad de The Lancet. Es un tema serio y no queremos que pase. Defendemos una sanidad pública porque el sistema no es solo asistencial sino que vertebra el país.

La pérdida de tiempo y espacio, ¿va en detrimento de poder detectar casos de violencia de género en la consulta como se quiere potenciar?

Totalmente. Los médicos de Atención Primaria funcionamos mucho por alarmas, eso que antes se llamaba ojo clínico. Hay unos puntos críticos que vienen de la evidencia y de la observación y a través de ellos tú puedes llegar a unas conclusiones provisionales. Hay que tener tiempo para hurgar y ahí salen las cosas. En ese espacio corto que tenemos con el paciente intentamos focalizar los puntos de máximo interés (violencia de género, infantil, acoso escolar...) porque estamos tremendamente preocupados con lo que está pasando. No podemos dejar de tener un compromiso serio y formal con la sociedad.

No es lo mismo ser médico en Burgos que en València...

Ni paciente. El paciente del País Vasco recibe 1.600 euros per cápita por su atención, el de Andalucía 1.100 al año. Abogamos por una cartera de servicios única y de calidad, y no por dos carteras: una básica y otra complementaria que depende de la capacidad de negociación política de los gerentes de turno. El sistema público de salud debe ser uno, no único, pero sí con una cartera común.

¿Habría entonces que recentralizar ciertas cosas?

No, pero sí normalizar y legislar sobre una cartera común porque de hecho ya hay indicadores que dicen que hay diferencias en esperanza de vida. Ya no es lo mismo nacer en un lugar que otro.

Reclaman un 20 % de presupuesto para la Atención Primaria pero ahí deben comprometer al ministerio y a todas las autonomías.

Es tremendamente importante el trabajo que se hace en cada comunidad. Si doto a la Primaria de medios suficientes, a medio o largo plazo voy a conseguir reducir el gasto. En la visión cortoplacista del político es mucho más rentable decir que he hecho tantas operaciones pero ahí no se ve la importancia de la salud pública. Eso es un esfuerzo que no solo deberíamos hacer nosotros, lo tendrían que hacer también nuestro gestores.

La prevención como ahorro del sistema...

Es fundamental. Si evito con la intervención sobre tabaquismo que hemos hecho hoy que 10 niñas dejen de fumar, ya he conseguido evitar 10 EPOC en el año 2025. Si lo hacemos con la alimentación, con el ejercicio físico, con el tabaco, con el alcohol, con el cannabis... No entiendo por qué no está en las prioridades políticas.

El Gobierno valenciano está ultimando una ley de muerte digna que incluye el derecho a morir en casa. ¿Cuál es su opinión sobre este tipo de leyes?

Es un tema muy conflictivo. La SEMG está de acuerdo rotundamente, no con una ley, sino con una muerte digna, en contra de la eutanasia como tal, pero a favor de unos buenos cuidados paliativos. De todas formas, cualquier ley que se haga que no vaya acompañada de una memoria presupuestaria, no vale para nada, quedará en papel mojado, lo digo por experiencia. Esto requiere dinero.

Ahora, los sindicatos profesionales están en guerra contra la Conselleria de Sanidad por la Conselleria de Sanidadretirada de medios de transporte en la Primaria

Y los ciudadanos, ¿qué piensan de eso? El ciudadano tiene que enterarse que esto es un bien suyo, no solo hay que movilizarse para las hipotecas. Esto lo tiene que preservar el ciudadano, porque el médico no puede hacerlo. Puede protestar, pero al final es un funcionario que debe cumplir cuestiones, esté de acuerdo o no. Hay que defender un patrimonio social. El sistema nacional de salud es un bien público y no es de los gerentes ni de los políticos, son administradores temporales y los ciudadanos deben decidir porque para eso se paga vía impuestos.

En el congreso se abordarán también cuestiones sociales como los bulos sobre salud y el «doctor Google». ¿Qué es más peligroso?

Lo más peligroso es el desconocimiento. Hemos hecho un convenio con la entidad Sanidad sin bulos y llevamos dos o tres años intentado crear algún sistema que sea capaz de acreditar la información en salud que tiene Internet. No se trata de ser censores sino de certificar que lo que dice una página determinada es correcto. Hace mucho daño la desinformación: no se puede decir que el consumo de alcohol es cardiosaludable y beneficioso, no se puede decir que la carne roja es una maravilla. Entiendo que haya fundaciones de la cerveza y mil cosas pero no puedo, en ningún caso, favorecer determinados consumos. Cualquier objetivo de una sociedad científica es el de aumentar la calidad y la seguridad de la atención que prestamos al ciudadano.

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