Como en el «día de la marmota» decía sentirse Rosa Guiralt, fiscal del Tribunal Superior de Justicia y delegada de violencia de género de València, quien intervino (en una mesa sobre violencia machista) en la jornada que puso el broche final a esta tercera edición del Feminario de la Diputación de València, celebrado desde el viernes en el complejo de la Petxina.

Y es que, sentenció, «son siempre las mismas reclamaciones que las mujeres ponemos sobre la mesa para una igualdad real... Es triste, pero es así». La causa, en este caso, la buscó (y encontró) en una pregunta: «¿Estamos a la altura de la sociedad los fiscales de violencia de género?». La respuesta de los cientos de asistentes fue tajante: «No». Después de asentir a las palabras de quienes le habían escuchado durante varios minutos, Guiralt añadió: «No, no lo estamos. Porque la justicia sigue sin estar formada. Ni sabemos, ni aprendemos».

Guiralt, que denunció la «escasez de leyes por la igualdad», aseveró que las mujeres que no denuncian el maltrato no lo hacen «por miedo a verse en la calle», porque aún son muchas las que «dependen de su agresor». A través de su experiencia como fiscal de violencia machista, compartió con los asistentes una sentencia que a día de hoy sigue recordando. Una en la que consiguieron encarcelar al agresor, pero que, tras ganar el juicio, la mujer que había sido violentada por su marido alertó a la fiscal de su enfado, pues «se había quedado sin nada».

«Metimos en la cárcel al agresor, pero no le dimos ni una solución a ella», lamentó Guiralt, que denunció: «En un estado de derecho, las mujeres no deberían necesitar a sus agresores para sobrevivir. Las leyes deberían estar preparadas para dotar de recursos a la víctima».

La detección precoz, la clave

Previa a la intervención de Guiralt, la policía local y coordinadora del Grupo Gama (de Atención contra los Malos Tratos), Estefanía Navarrete, aclaró el intenso trabajo que este equipo (que formó 300 nuevos policías en 2017) realiza cada día para detectar casos de violencia allí donde aún no existe una demanda.

«La mayoría de los asesinatos, el culmen de la violencia machista, ocurren tras el quebrantamiento 'voluntario' de una orden de alejamiento, así como por la falta de denuncia por miedo o por la dependencia que aún tienen hacia su agresor», indicó. Navarrete especializada en violencia machista, recordó el acuerdo llevado a cabo entre el cuerpo policial y los centros de salud y aseguró que, de diez veces en las que el Grupo Gama inició (en 2017) un servicio de detección precoz, los centros de salud lo hicieron hasta en 18 ocasiones.

Por su parte, el Feminario presentó en exclusiva el documental En la brecha, dirigido por Claudia Reig (con el apoyo de la Diputación), que denuncia la desigualdad laboral de género al vislumbrar historias de mujeres con profesiones «masculinizadas»: una mecánica, una estibadora, una cirujana o una entrenadora de fútbol que ha sido militar y piloto de aviones. Al acabar, han subido tres de las protagonistas (Yara, Rakel y Patricia). En el evento, Rakel lamentó que las barreras existen y son «muy duras» pero que «no deben importarnos, porque lo importante es seguir hacia delante». Así, Claudia destacó la necesidad de «remar todas juntas para poder superar la desigualdad», haciendo hincapié en la «necesaria soridad entre todas».

Asimismo, por la tarde, la investigadora sobre el trabajo doméstico Cristina Carrasco y la catedrática de Análisis Económico María Luisa Moltó debatieron sobre «Economía feminista» y alertaron de la necesidad de que «la política de empleo deba ir totalmente ligada a la política de cuidados».