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Compromís adelanta la batalla electoral por las expectativas socialistas

Pasa en días de esperar la oferta a entrar en el Ejecutivo a vestirse el traje de oposición Exige a Ábalos la AP-7, culpa al PSOE por Castor y deplora el perfil de Marlaska o Borrell Abre la veda a pelear espacio de voto al PSPV

Sánchez, Oltra y Baldoví, en el Congreso antes de la investidura frustrada de marzo de 2016. efe/huesca

«No nos resignamos, otro Gobierno es posible». Con ese lema en las camisetas entraron en el Congreso tras las generales de 2016 los diputados de Compromís. Rajoy se encaminaba a presidir el Gobierno pese a tener enfrente una mayoría tan hostil como incapaz de llegar a acuerdos.

Con sus cuatro diputados en Madrid y la plataforma de poder que da la Generalitat, Compromís fue la formación que con más vehemencia defendió que un Gobierno alternativo a Rajoy, de inspiración valenciana y que pusiera la política social en el centro de las decisiones, era posible.

Por eso cuando Pedro Sánchez anunció hace quince días su moción de censura a Rajoy, la coalición no tardó ni un minuto en dar su apoyo. Sin condiciones. Fue el primero en vislumbrar que, esta vez sí, otro Gobierno era posible.

Pero caído Rajoy y cuando aún no ha pasado una semana desde la investidura de Sánchez como presidente, Compromís ha sido también el primero en lanzar artillería pesada contra el nuevo Gobierno. Casi sin dar tiempo al traspaso de carteras ha exigido la liberación de la AP-7, responsabilidades políticas por el almacén de Castor que firmó la nueva ministra de Transición Ecológica y ha impulsado la declaración institucional de las Corts para reclamar al nuevo Gobierno que tenga en cuenta la agenda valenciana.

¿Qué ha pasado? «Pues que Compromís se prepara para el campo de batalla electoral de 2019», resume un miembro de la dirección. A menos de un año de las elecciones autonómicas y municipales y con las expectativas electorales de los socialistas al alza por la buena acogida que ha tenido el Gobierno de Sánchez entre la opinión pública, Compromís marca terreno y empieza a distanciarse. El poder embellece y si al PSOE le va bien en España, al PSPV le irá bien en la C. Valenciana.

Por eso, la coalición se lanza ya a defender con uñas y dientes su gran baza electoral, esa que según los estudios sociológicos le sitúa como el partido que mejor defiende los intereses valencianos. «Continuaremos reivindicando la agenda valenciana y si no lo hacen tendrán a Compromís luchando y defendiendo los derechos de los valencianos cueste lo que cueste», dijo el síndic, Fran Ferri, esta semana. «No tenemos ataduras», remarca el senador Jordi Navarrete. «No damos un cheque en blanco, exigiremos con firmeza que cumplan con los valencianos», afirma la lideresa del Bloc, Âgueda Micó.

Espacio electoral en juego

El ataque a Sánchez es estratégico y abre la veda a pelear espacio electoral con el PSPV, su socio en el Consell, explican. Además, en tres días, Compromís ha pasado de esperar una propuesta para entrar en el Gobierno de Sánchez a sentirse libre y hacer oposición. El pasado fin de semana y tras triunfar la censura se hacían cábalas sobre puestos en el segundo escalón en ministerios sensibles, Hacienda, Fomento o Medio Ambiente. «Se nos abre una ventana de oportunidad, hay que actuar con inteligencia», decía el portavoz en Madrid, Joan Baldoví.

Pero en vista de que la oferta no llegó, se decidió cambiar de estrategia y pasar al ataque. El lunes, Compromís rechazó retirar sus enmiendas en el Senado a los Presupuestos de 2018 que diseñó el PP cuando supo que los socialistas sí lo hacían. Horas después Baldoví recibía así al nuevo Gobierno de Sánchez: «No me gusta Marlaska como ministro y también hubiera preferido un perfil distinto al de Borrell para Cataluña».

En Compromís analizan que el PSOE se ha lanzado a recuperar votantes que se le habían marchado a Ciudadanos «y eso nos deja a nosotros espacio electoral», afirman fuentes internas.

Como guinda de las desavenencias que surgen ya entre Compromís y los socialista, la bronca doméstica. El enfado de Oltra tras enterarse por los medios de que Ana Barceló sería consellera de Sanidad. Oltra dijo estar «perpleja e incrédula». Baldoví ve falta de lealtad, pero sin hacer más sangre.

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