Jamones mohosos, infestados de ácaros, sin envoltorio, con grasa y suciedad por todas partes y heces de roedores por las superficies, incluidos los propios jamones y los envases. Ese es el estado en el que una empresa de Alzira tenía almacenados cerca de 100 toneladas de productos cárnicos, en su mayoría jamones en una nave del polígono 1 de la ciudad.

La firma, que al parecer «reciclaba» las piezas caducadas y las reenvasaba con nuevas fechas y sin las partes deterioradas, ha sido precintada y los jamones inmovilizados por el riesgo sanitario que suponía su distribución para el consumo humano.

Además, según informaron ayer fuentes oficiales de la Conselleria de Sanidad, la firma operaba de forma ilegal, sin ningún tipo de autorización ni registro sanitario lo que, además, hace imposible determinar el origen de las piezas ni a dónde han sido distribuidas.

Estado deplorable

Aún con los registros en regla, ningún inspector hubiera dejado pasar lo que se encontraron el pasado jueves los expertos del departamento de salud de la Ribera en la visita que hicieron a la nave de Alzira.

Había sospechas de que la empresa operaba de forma ilegal de ahí que acudieran el jueves junto a dos agentes de la Policía Local de Alzira a la nave de la calle Soguers para comprobar que, efectivamente, no había autorizaciones sanitarias ni tampoco medidas higiénicas ya que las condiciones en las que estaban los jamones eran «deplorables».

La mayoría de las 90 toneladas de jamón que había estaban en malas condiciones, llenas de ácaros del jamón y moho. Las fechas de consumo preferente hacía tiempo que se habían pasado y las piezas estaban sin su envoltorio original además entre suciedad, grasa, heces de roedores (se encontraron sobre varias superficies incluso sobre los productos y sus envases), y una plaga de moscas y mosquitos que se posaban directamente sobre los alimentos.

Según comprobaron los inspectores de Sanidad, los trabajadores se dedicaban, por ejemplo, a retirar las partes con moho de produtos como el chorizo y a reenvasarlo en sobres de plástico. Otros operarios borraban los números de lote y la fecha de consumo preferente que, en todos los casos, estaba vencida.

El problema es que la falta de registros y de trazabilidad de las piezas hace ahora muy difícil el comprobar tanto el origen de los jamones y por qué están todavía en el circuito cuando debían de haber sido enviados para su destrucción como dónde han sido distribuidos tras su reempaquetado y eliminación de las partes mohosas.

Otra nave cerrada en Bocairent

Tras decretar el cese inmediato de la actividad e inmovilizar todos los productos encontrados en la primera nave, Sanidad y la Policía Local de Alzira pusieron a la Guardia Civil en conocimiento de los hechos y se abrió una investigación.

La empresa ilegal de Alzira aparece ligada a otras, tanto en la Comunitat Valenciana como en otras regiones. Fruto de esta investigación abierta el jueves, la Guardia Civil cerró ayer por la tarde otra nave de la misma empresa situada en Bocairent tras realizar una inspección.

Allí se inmovilizaron cerca de 15.000 jamones y unos 160 boxes de cartón que contenían entre 140 y 180 piezas de jamón y paleta curada. Como en el caso de Alzira, en Bocairent los productos tampoco estaban registrados: ni se conocía su origen ni se puede determinar su trazabilidad ni dónde han sido distribuidos. La operación policial continúa abierta.