Una óptima gestión integral y sostenible del territorio forestal enmarcado en un contexto de cambio climático, unas políticas que activen y reaviven un mundo rural azotado por la despoblación y el abandono y la exigencia de altura de miras a las administraciones públicas incapaces de alcanzar un Pacto Forestal, son algunas de las principales reclamaciones de la Plataforma Forestal valenciana.
¿Cómo ha sido la planificación y gestión del medio forestal en los últimos tiempos?
Pradells: Existe un abandono. Nosotros centramos el inicio del declive de esta planificación forestal, por citar un hecho concreto, en el momento de las transferencias de competencias de conservación y gestión de la naturaleza a las comunidades autónomas, en 1985. Aquí tuvimos una oportunidad de desarrollar un nuevo modelo de gestión y conservación y no lo supimos hacer e intentamos replicar el modelo centralista.
¿Existen más causas?
Pradells: Sí, hay cuatro causas fundamentales. Primero administrativas. Como ya he comentado, hemos heredado un modelo que no consideramos correcto en una España ya democrática. Segundo, la causa territorial. No se puede dejar el suelo forestal al margen de la ordenación territorial y urbanística. No puede ser que no estén integradas las infraestructuras de prevención y extinción dentro de una ordenación global del territorio. La tercera causa que podemos achacar a este declive es financiera. El fenómeno de los fondos de la UE destinados a los territorios rurales ha sido claramente perverso y se ha centrado solo en el tema agrícola. La agricultura es una parte importante pero no la única. Y el cuarto, y principal, a nivel político. Hemos tenido desde hace muchos años unos responsables políticos en el medio natural que han sido claramente negativos. Creemos que no se están aplicando los principios de la ciencia forestal en la Comunitat Valenciana.
¿Desde un prisma social, cuándo se empieza a dejar de lado el territorio forestal?
Rojas: Entre los sesenta y los setenta. El franquismo más duro de los cincuenta utiliza el medio rural para que la gente esté tranquila y no le genere un problema, hasta que la gente se va a las ciudades y ese factor político tiene menos sentido y se va reduciendo el presupuesto. También hay que tener en cuenta que finales de los 60 empiezan a haber problemas con los incendios: después de la guerra, por necesidad, se empieza a cultivar y a utilizar leña. Sin embargo llega el butano en el 60, la gente se va del campo, ya no necesita leña, el matorral crece, se embosca en diez o quince años y, a partir de los setenta, ya tenemos fuegos. En València empezamos muy tarde. Si analizas más atrás, en los años previos a la guerra civil hubo bastante más incendios porque tuvimos el primer gran éxodo a finales del siglo XIX y, sobre 1925 ya empiezan a haber acumulación de combustibles. Yo recuerdo pasar por la Albufera de pequeño y no había matorral, era una dehesa... ¿Qué se iba a quemar? Ahora todo es matorral.
Entonces, ¿para intentar evitar un incendio, es más importante la gestión del territorio que la prevención?
Quílez: La gestión es prevención. La prevención es cualquier acción que tú puedas introducir en el territorio y que vaya encaminada a la reducción de incendios.
Lo que necesitamos es poner impedimentos al incendio. Eso se llama recuperar y poner en valor el medio. Para que la gente pueda vivir y para que el medio pueda aportar tanto al urbanita como al que vive allí. Si no, tenemos la batalla perdida.
Pradells: Incendios forestales siempre va a haber, lo que intentamos es que no haya grandes incendios forestales. Debemos acostumbrarnos a ello. Causas siempre va a haber. Lo que hay que hacer es gestionar el monte para evitar que se extienda el fuego. Hay estudios que calculan que los grandes incendios de 2012 emitieron el mismo CO2 a la atmósfera que toda la industria de consumo y transporte en la Comunitat Valenciana en un año. Hacemos medidas de mitigación muy concretas y muy costosas y realmente, lo grande, que es a la gestión territorial, no le estamos aplicando ningún tipo de medida.
Rojas: Con la sanidad es muy fácil hacer el símil. Entendíamos prevención a poner desfibriladores pero la verdadera prevención es que la gente coma bien, haga actividad física, se cuide? Lo mismo hay que hacer, que los montes estén en condiciones. Y luego que haya actividad económica, no todo puede ser a base de presupuesto público, sea inversión directa o subvención, que el día que para, se hunde.
¿Cómo es la realidad del mundo rural y su territorio en la actualidad?
Pradells: Ahora mismo estamos en una situación de abandono y despoblación cuando más dinero se ha destinado a las zonas rurales. Hemos fracasado como sociedad a la hora de intentar revertir un problema de gestión del mundo rural. Hemos tenido los fondos de cohesión, las PAC y un montón de fondos Feder, dotándolos de grandes infraestructuras, pero no hemos revertido el principal problema: la despoblación. A lo mejor tiene que ver con las políticas desde las administraciones. Se les ha obligado desde las ciudades a decidir su modelo de desarrollo. Además, no ha habido ningún gobierno que se haya dedicado a promocionar la gestión forestal sostenible como una verdadera cadena de valor de productos desde las zonas rurales a las zonas urbanas. Desde la Plataforma forestal reclamamos políticas de nuestro gobierno encaminadas a valorizar los productos naturales. Queremos sustituir a todas energías fósiles por productos de origen biológico.
Rojas: Lo que se nos ha hundido realmente es la agricultura. Y es que, los espacios rurales son fundamentales para todo. Para el rendimiento hídrico, generan biodiversidad, genera paisajes de calidad y son sitios de anclaje para que los cuerpos de extinción tengan seguridad para interrumpir el fuego. Además de generar riqueza local. A la Conselleria de Agricultura le ha faltado visión territorial. No solo se puede mirar la agricultura como sector productivo, debería tener también un concepto territorial. La vid es un cultivo óptimo, por eso en las zonas bajas de Requena-Utiel no hay problemas, porque la vid en la tercera línea te apaga el fuego y está verde en verano. Por eso hay que buscar la sinergia con la agricultura. Promocionar la vid en las zonas de montaña, además te genera un vino de calidad y mucha actividad en verano. Se crítica mucho y la administración forestal pone muchas trabas al trabajo en verano pero, salvo dos días de poniente, lo que interesa es trabajar el monte en verano porque quien lo trabaja es un vigilante. Además, lo que consigues es que no haya empleo duradero, hacen falta profesionales, y a esos profesionales no puedes mandarlos tres meses al paro. Nadie quiere trabajar en el monte porque no hay continuidad.
¿Existe en la actualidad voluntad política para cambiar la situación?
Pradells: Como plataforma forestal, esta legislatura hemos querido que todos los grupos políticos alcanzaran un pacto forestal valenciano, vamos intentar que, independientemente quien gobierne, se apliquen las medidas que toca. Había consenso entre ellos, sin embargo, por un reducido grupo de los que están en el poder no se ha podido llevar a cabo de momento. Nuestro trabajo, si las cosas se hacen bien y con perspectiva de futuro, lo verán nuestros nietos. Nosotros podemos empezar a hacer una política de prevención muy buena o una política de gestión muy buena pero hasta dentro de treinta o cuarenta años y eso es lo que siempre hemos alertado.
Quílez: Si no existe una madurez política y se hace un pacto político por tener una gestión clara de los entornos forestales, ligada al cambio climático, de lo que es el medio rural interior de forma global a veinte o treinta años vamos a fracasar constantemente. Porque aquí no son intereses políticos, es nuestro futuro.
