El intento de boicot de la manifestación nacionalista del Nou d'Octubre naufragó ayer ante un dispositivo policial nunca visto en València, con más de 900 agentes de Policía, y la afluencia de varios miles de jóvenes antifascistas a la marcha, que también desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad interno para evitar agresiones. La manifestación fue la más numerosa de los últimos años, hasta 15.000 personas según los organizadores y 6.000 según la Policía, tras los ataques de la ultraderecha del pasado año que investiga la justicia.

Por el contrario, las cuatro contramanifestaciones lideradas por grupos de ultraderecha y autorizadas por Delegación de Gobierno fueron un fracaso. La primera, convocada por la Coordinadora de asociaciones LGTB del Reino de València, apenas fue seguida por unas 100 personas con banderas del Grup d'Acció Valencianista (GAV). Avant-dCide-Verdes moderados y Mi Tierra CV, pese a fusionar sus dos marchas en una, tampoco superaron el centenar.

España 2000 renunció a la autorización que tenía para concentrarse en la plaza de la Virgen. Sin embargo, desde dos horas antes del inicio de la manifestación convocada por la Comissió Nou d'Octubre, unos 200 neonazis se concentraron en la plaza de San Agustín cantando el Cara al Sol y haciendo el saludo hitleriano del Sieg Heil.

Símbolos nazis y saludo hitleriano

Pertrechados con banderas preconstitucionales y con simbología nazi, este grupo pretendía repetir la misma estrategia del pasado año: ocupar la plaza hasta la llegada de los manifestantes nacionalistas. No obstante, el fuerte dispositivo policial les ganó la mano. Primero, un cordón de agentes lo arrinconó hacia la avenida del Oeste, pese a la resistencia de algunos de los ultraderechistas. Luego, 20 furgones policiales se desplegaron alrededor de la plaza para forman una barrera que les vallaba el acceso. En ese momento, el líder de España 2000, José Luis Roberto, se unió al grupo, donde fue recibido por sus seguidores con cánticos de Sieg Heil y ¡Arriba España! Entre ellos también se encontraba el líder de Alianza Nacional, Pedro Pablo Peña.

Los concentrados lanzaban gritos de «¡Franco, Franco, Franco!» y de «Cataluña es España», además del ofensivo «¿Dónde están, no se ven, los amigos de Guillem?», en referencia al joven antifascista asesinado por ultraderechistas en 1993, mientras intentaban saltarse el cordón policial. En los forcejeos llegaron a rociar con gas lacrimógeno a policías y periodistas.

El delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, acudió a la plaza de San Agustín para alabar la labor de la Policía en «la contención de grupos minoritarios», en alusión a la extrema derecha, que han intentado «alterar el libre desarrollo del derecho de manifestación de la Comissió Nou d'Octubre».

La marcha nacionalista arrancó con gritos de «¡Independencia!» cuando desde la finca de la esquina entre la calles Sant Vicent y Xàtiva intentaron desplegar sin éxito en varias ocasiones una enorme bandera de España. Situación que se repitió en la calle de Pelayo, con una enorme pancarta de tres pisos con la leyenda «Catalanistes fora de Valencia. Vixca lo Regne».

El doble y a veces cuádruple cordón policial a lo largo de gran parte del recorrido, principalmente en las calles Xàtiva y Colón, evitó agresiones especialmente en los cruces y las plazas, donde grupos anticatalanistas ondeaban señeras y banderas de España mientras insultaban a los manifestantes. También desde algunas ventanas y balcones con banderas españolas y valencianas se protestó contra la marcha nacionalista con una cacerolada.

Pese a la tensión en las aceras, la manifestación discurrió en un ambiente festivo. Al frente una colla de «tabalets i dolçaines» y la Muixeranga de València abrían una marcha donde las consignas más coreadas fueron «València serà la tomba del feixisme», «Els carrers seran sempre nostres» y «Vosaltres feixistes sou els terroristes», además del «¡No pasarán!». Tampoco faltaron gritos de «Guillem Agulló, ni oblit ni perdó» entre los manifestantes, que ondeaban banderas republicanas, comunistas y esteladas. La pancarta que encabezaba la marcha con un «Guanyem llibertats, fem país» entró en la Porta de la Mar cuando el final de la comitiva llegaba a la plaza de toros, por lo que ocupó la calle de Colón entera.

Entre los políticos asistentes destacó el síndic de Compromís en la Corts, Fran Ferri. «Este año más que nunca, esta manifestación va de democracia, de reclamar nuestros derechos en la calle», dijo. También acudió el secretario general de Podem, Antonio Estañ. No se vio a ningún cargo del PSPV, que se había desmarcado de la marcha.

La protesta terminó sin incidentes en la plaza de América, donde de desde las escalinatas del puente de la Mar, la hermana de Guillem Agulló, Betlem, leyó el manifiesto conjunto en el que se reclamó que se cumpla el acuerdo de las Corts para que las emisiones de TV3 y de la televisión balear lleguen a la Comunitat.

Además, se reivindicó una mejor financiación y respeto a los derechos lingüísticos y se pidió la libertad para los «presos políticos» en referencia a los «cargos electos por celebrar un referéndum» y a los «artistas y cantantes».

El secretario de Acció Cultural, Toni Gisbert, destacó su alegría por la gran participación «a pesar de las amenazas de los grupos marginales». «La gente ha reaccionado con madurez, con ganas de salir a la calle y reafirmar que el chantaje permanente que ha existido en el País Valencià durante la Transición ya no funciona». Gisbert, que valoró el fuerte dispositivo policial, atribuyó la gran afluencia de manifestantes a la reacción de la izquierda ante las amenazas de la ultraderecha.

Los jóvenes antifascistas estaban organizados en siete columnas que se concentraron frente a la Estació del Nord tras llegar en tren o en metro, llenando los andenes de FGV. Al término de la marcha, fueron escoltados por un fuerte dispositivo policial de furgonetas y agentes a pie mientras desfilaban por el jardín central de la Gran Vía Marqués del Túria hasta que se disolvieron.