La Comunitat Valenciana volvió en 2017 a la senda del crecimiento demográfico tras cinco años de pérdidas de habitantes. Según la revisión del padrón publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), a 1 de enero de 2018 los 542 municipios valencianos sumaban 4.963.703 personas empadronadas, 22.194 más que el primer día de 2017. Este aumento del 0,4 % , aunque es el más alto desde la crisis económica de 2008, es seis veces menor a los ritmos de crecimiento de la población previos al estallido de la burbuja inmobiliaria.
El tímido cambio de tendencia demográfica se explica por los movimientos migratorios, que en 2017 volvieron a ser positivos por segundo año para la Comunitat Valenciana debido a la recuperación económica después de siete años seguidos (de 2009 a 2015) en los que hacía las maletas más población de la que llegaba a tierras valencianas.
Solo estos saldos migratorios positivos al calor de la reactivación de la economía hacen crecer a la población valenciana, pues desde 2015 las defunciones superan a los nacimientos por la caída de la natalidad. En 2015 hubo 901 muertes más que alumbramientos, en 2016 el déficit fue de -700 y de -4.486 en 2017. Los datos provisionales del primer semestre de 2018 son alarmantes,con 5.959 muertes más que nacimientos en la C. Valenciana.
Al depender el crecimiento de la población únicamente a los saldos migratorios ligados a la reactivación económica (personas que llegan ante la mayor oferta de trabajo o que no emigran porque encuentran empleo aquí), el aumento de habitantes lo capitalizan las 20 ciudades de más de 35.000 vecinos. En 2017 ganaron 11.721 habitantes (un 0,5 %). Casi la mitad de la población valenciana (el 49,6 %) reside en este entorno urbano que apenas ocupa el 9 % del territorio.
Mientras, los 224 pequeños pueblos del interior con menos de 1.000 habitantes, siguen vaciándose. Envejecidas y aisladas, estas zonas rurales que suponen casi un tercio del territorio perdieron 977 vecinos en 2017, el 1,1 % de su censo. Todas las comarcas del interior de València y Castelló, salvo el Alto Mijares, pierden habitantes, aunque a un ritmo menor que en 2016.
Por contra, ganan población las comarcas del litoral (menos Safor y Ribera Baixa) y el Camp de Túria, que ligado al cinturón residencial de València presenta una mayor natalidad al atraer a familias jóvenes con elevado nivel de renta.