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Entrevista

Joaquim Bosch: "La judicatura debe mejorar su formación en violencia de género"

"Las tramas de corrupción tienen muchos más medios que los jueces de instrucción; perseguimos en bici a gente que va en Mercedes"

Joaquim Bosch: "La judicatura debe mejorar su formación en violencia de género"

"El secuestro de la justicia". Con ese título poco más hay que decir del libro de Joaquim Bosch. El juez, exportavoz de Jueces para la Democracia, lo ha escrito a cuatro manos junto a Ignacio Escolar.

- ¿Está secuestrada la justicia en España?

-El libro muestra las tentaciones de control de la justicia por parte del poder político. Lo hace a través de situaciones concretas, pero también de lo que dicen las instituciones europeas sobre la cúpula judicial española de que no está adaptada a los estándares europeos de separación de poderes. Ese control político es muy perjudicial en casos de corrupción. Al Tribunal Supremo no se accede por méritos o capacidad y eso tiene consecuencias en la vida diaria.

- ¿Un sistema distinto al europeo?

-La anomalía española tiene que ver con hechos históricos. En la Constitución española se marca el sistema mixto de separación de poderes. Se dice que si el Consejo General del Poder Judicial tiene 20 miembros, 12 de ellos deben ser nombrados por los jueces. La redacción de la Constitución no era precisa y Felipe González ya tuvo problemas con la cúpula judicial, que en muchos casos procedía del franquismo. Para contrarrestar eso se decidió que fuera el poder político quien los eligiese y al final fue peor el remedio que la enfermedad. En 2011 el PP prometió que acabaría con este sistema. Consiguió la mayoría absoluta en las elecciones y no cumplió con lo que llevaba en su programa electoral, es más, Gallardón hizo una reforma para acrecentar ese control político.

- Hablando de Gallardón. La sociedad con sus movilizaciones le hizo dimitir como ministro de Justicia. Ahora la sociedad clama contra la sentencia de "la Manada".

-Hay dos episodios recientes muy importantes que han molestado mucho a la sociedad. Son los casos de "la Manada" y del impuesto de las hipotecas. El primero no es un ejemplo de control político de la justicia, sino de que la sociedad cree que no hay suficiente justicia, que deben modificarse las leyes o su aplicación.

- ¿Cómo se hace eso?

-La judicatura debería mejorar su formación en perspectiva de género, que es un problema estructural de la sociedad. Casi el 100 por cien de las denuncias son de mujeres y casi el 75 por ciento de los condenados son hombres. Hay una discriminación estructural hacia la mujer en la judicatura. Es histórico en la jurisprudencia las alusiones a que la mujer llevaba minifalda o que cuando dice que no en realidad quiere decir que sí.

- Se dictan algunas condenas por denuncias falsas.

-Las denuncias falsas existen en todos los delitos. Yo, como juez instructor, veo todas las semanas varios casos de gente que denuncia que le han robado el móvil para cobrar el seguro. En casos de violencia de género esas denuncias falsas son muy minoritarias. Personalmente, en mi trabajo, no he visto ningún caso de un hombre que se querelle contra una mujer por una denuncia falsa y es lógico pensar que si te detienen por violencia de género, pasas la noche privado de libertad y la denuncia es falsa te querelles contra quien te denunció. Son parámetros sin incidencias, pero si hay algún caso debe ser juzgado y condenado. Lo más preocupante de la violencia de género es lo que no llega a los Juzgados. El 75 por ciento de los casos no llegan a los tribunales y el 75 por ciento de mujeres asesinadas nunca habían denunciado, y no podemos creer que la primera agresión acabe con la muerte, así que tenemos una bolsa de violencia contra las mujeres que es muy preocupante.

- Hablaba de las hipotecas.

-La insatisfacción por las hipotecas es un hecho diferente. El Tribunal Supremo acordó que el impuesto deberían asumirlo los bancos y luego hubo una rectificación porque no había gustado a las entidades bancarias. Fue un procedimiento poco habitual y poco explicable.

- En el libro dejan ver que quien manda en realidad es la banca.

-Cuando lo escribimos no se había producido lo de las hipotecas, pero sí las cláusulas suelo, donde hubo una distinción entre las resoluciones de los jueces de base en oposición a lo que ocurre en las instancias más altas de la judicatura, que están vinculadas al poder político. Los jueces de base dictaron que debería devolverse el dinero desde que se firmó la hipoteca, pero el Supremo dijo que eso podría causar graves problemas a la economía del país, lo que no es una argumentación jurídica. Se decidió que no fuese así y que no se devolverían miles de millones de euros. Finalmente, tras una protesta de los jueces ante la jurisdicción europea se dictó que los bancos devolviesen ese dinero que no era suyo.

- ¿Está saturada la justicia en España?

-Hay una falta de medios. La mitad de los Juzgados españoles trabaja al 150 o 200 por ciento. Hay más asuntos de los que se pueden resolver. España está a la cola europea en jueces por número de habitantes, por detrás de Moldavia; por contra, España es uno de los países de la Unión Europea con un índice más alto de litigiosidad. Todo esto, la falta de medios y la saturación, produce una percepción de que también estamos a la cola en perseguir la corrupción. Lo que ocurre es que las tramas corruptas tienen muchos más medios que los jueces. Los Juzgados de instrucción persiguen en bicicleta a corruptos que van en Mercedes.

- ¿Cree que la justicia está mal vista?

-Hay una distinción en la opinión sobre la cúpula judicial y la justicia de base. Los que han tenido algún contacto con la justicia tienen una opinión positiva. Respecto a la corrupción, en España hay 2.000 personas condenadas y los han condenado jueces con muy pocos medios y con muchas presiones. Ahí están los casos de Rodrigo Rato y de Iñaki Urdangarín.

- ¿Y Zaplana, debe ir a la cárcel o a su casa?

-No sabremos lo que ocurre con Zaplana mientras que no se levante el secreto de sumario y se vea lo que dicen los forenses. El problema será cuando le den el alta, ahora está en el hospital y lo que hay que ver es si cuando salga se va a su casa o a prisión. Hay jueces, fiscales y médicos que dicen que su vida no corre peligro. Habría que ver lo que se dice en el sumario y si está en peligro de muerte se debe ir a su casa, si no es así debe volver a prisión.

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