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Derribando mitos

Suicidio: la epidemia de la que todos debemos hablar

Los expertos piden acabar con el estigma y ahondar en la prevención, porque "hay salida"

La catedrática en Psicopatología de la UV, Rosa Baños. levante-emv

Todo el mundo conoce a alguien, todo el mundo ha tenido a un familiar, a un amigo, a un conocido que tomó la decisión de quitarse la vida, pero pocas personas hablan de ello abiertamente. El que el suicidio siga siendo esa «epidemia silenciosa» que todo el mundo conoce pero que se sigue tratando a escondidas y de puertas para adentro solo está fomentando que siga siendo eso, una epidemia con cifras inquietantes: se lleva a casi un millón de personas en el mundo al año, «más muertes que por las guerras». Aquí, en la Comunitat Valenciana, 397 valencianos decidieron quitarse la vida en 2017 pero se sigue sin hablar de ellos, aunque se debería.

Porque abordar públicamente el suicidio, en contra de lo que siempre se había transmitido, es una de las formas de prevenirlo. «Por preguntarte sobre asesinato no te estoy incitando a matar a nadie, y tampoco si te pregunto por suicidio. Pero si estás pensando hacerlo y te pregunto, a lo mejor es un alivio el poder contarlo».

La que habla es Rosa Baños, catedrática de Psicopatología de la Universitat de València y que ayer participó en las jornadas de apertura del Diploma en Trastornos de la Personalidad de la UV, que codirige junto a la profesora, Verónica Guillén y que se celebraron en la Fundación Adeit.

Para Baños es hora de empezar a abordar activamente este problema «que sí es prevenible porque la gran mayoría de personas que cometen suicidio no quieren acabar con su vida, sino con su sufrimiento. Si se les pregunta y nos los pueden contar, estamos abriendo una puerta para poder ayudarles».

Y eso, según la catedrática está «en manos de todos, y no solo de los médicos, psiquiatras o psicólogos, también de los legisladores, los maestros, los educadores, los amigos, la familia, los medios de comunicación...»

Pero, para empezar, «hay que acabar con el estigma». La especialista recuerda que, en España, el suicido es todavía un gran tabú. «Piensa que, para empezar, es pecado. Una persona que se suicida no se podía ni enterrar en un cementerio. Además, hasta hace poco los intentos de suicidio estaban penados por ley y cualquier familia que ha tenido que pasar por eso lo lleva con un tremendo sentimiento de vergüenza y de culpa».

Hablar, pero de forma adecuada

Una vez superado el estigma, hay que abordar el tema pero no de cualquier manera. Para Baños, ahí los medios de comunicación tienen un trabajo intenso a realizar «pero que ya se ha hecho, por ejemplo con la violencia de género», el espejo en el que mirarse para hacer un abordaje adecuado.

«Hace años se hablaba del crimen pasional. Con esas palabras se daba la razón a aquello de 'la maté porque era mía' pero cuando se dejó de informar así y a generar conciencia social de que no era adecuado empezaron a cambiar las cosas. Ahora se informa del número de mujeres asesinadas y de que hay salida, se ofrece el número de teléfono del 016... habría que seguir este ejemplo», explica Baños. Según la catedrática, los medios deberían de empezar a informar de los suicidios que se consuman pero no desde «la parte escabrosa del cómo sino dando información de los medios y alternativas que hay y que se puede pedir ayuda porque pedir ayuda es ser un valiente», añade.

Según las cifras aportadas ayer en la jornada, en los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado en un 60 % a nivel mundial y se ha convertido en una de las tres primeras causas de defunción entre las personas de 15 a 44 años y en la segunda en el grupo de 10 a 24 años, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Por edades, son los adolescentes y las personas mayores de 65 años los perfiles de mayor riesgo junto con personas que están solas o a las que se ha diagnosticado una enfermedad grave.

«Otro de los mitos del suicidio es que, quien lo hace tiene una enfermedad mental y no necesariamente por definición. Un perfil muy habitual de persona que comete suicidio es una persona que está viviendo una problemática para la que ella cree que no hay solución: 'ha fallecido mi esposo y no voy a ser capaz de vivir sola'; 'me han despedido del trabajo y no voy a poder hacerme cargo de mi familia'; 'me han suspendido todas en el colegio y cómo se lo digo a mis padres'; 'mis amigos me rechazan y nunca voy a conseguir tener un amigo'. Si esas personas pudieran tener solución, seguramente no pensarían en matarse». Hablemos del suicidio.

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