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Sanidad

El General pide a Eresa que empiece a desmontar sus máquinas el 1 de marzo

Los trabajadores se movilizan ante la incertidumbre sobre si serán subrogados o no por Sanidad

Uno de los equipos de radioterapia de Eresa en el General. eduardo Ripoll

El Hospital General de València ha dado orden a Eresa, empresa que desde el año 1992 se ocupa del servicio de resonancias, de empezar a desmontar sus máquinas en una semana, el próximo 1 de marzo. En plena polémica por cómo va a encarar el Consell la internalización del servicio en otros diez hospitales actualmente en manos de la UTE Erescanner (el CJC acaba de dar vía libre para que haya subrogación), el consorcio que dirige el Hospital General -integrado por la Diputación de Valencia y la Conselleria de Sanidad- parece haber iniciado la cuenta atrás de su relación comercial con la empresa de los Saus toda vez que los tres contratos que mantenían activos han expirado.

Se desconoce, si embargo, si esta decisión lleva aparejada la apertura de un proceso de subrogación del personal que trabaja en el centro -como se pretende en el resto de hospitales- por lo que los trabajadores han convocado a los medios de comunicación «ante la peculiaridad de la situación».

Antes de que el exconseller Luis Rosado confiara en Erescanner para hacer las resonancias en hospitales de toda la Comunitat Valenciana, contrato que expiró el pasado mes de noviembre, el General ya mantenía tres contratos específicos con Eresa: resonancias, TAC y medicina nuclear. El primero finalizó hace ahora un año y, por fechas, se esperaba que el Hospital General fuera el «campo de pruebas» de la internalización del servicio (vía subrogación del personal) antes de que la Conselleria de Sanidad tuviera que hacer lo propio a mayor escala con la UTE Erescanner. En su día, fuentes de la gerencia adelantaron que había intención de quedarse con los trabajadores de Eresa dada la escasez de radiólogos formados en las bolsas de la conselleria.

El proceso, sin embargo, se retrasó con el argumento de que en julio acababa el contrato del TAC y, por como estaba conformado el servicio, la salida y asunción con medios propios debía hacerse de forma global. Mientras, la empresa ha estado trabajando a la espera de conocer la planificación de cómo iba a ser su salida. Fue hace dos meses, a finales de 2018, cuando concluyó el tercer contrato, el de medicina nuclear. Este habría sido el momento esperado para iniciar los trámites y dar la orden de empezar a retirar las máquinas el próximo 1 de marzo.

Según fuentes del centro, la salida de la firma será «progresiva», al igual que el desmontaje de las máquinas para dejar hueco a las nuevas. El contrato suscrito con Eresa establece que los equipos no se quedarán en el hospital. El centro las renovará gracias a las tres resonancias, el TAC y el acelerador lineal comprados con la donación de Amancio Ortega que, sin embargo, aún están por llegar. Desde la gerencia no concretaron, sin embargo, qué pasará con el personal.

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