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El Museo de Bellas Artes ya trabaja en un plan de evacuación de obras de arte

El Plan Museográfico presentado en el año 2016 al Patronato sigue pendiente de aprobación

Museo de Bellas Artes San Pío V de València. levante-emv

«El patrimonio cultural y la capacidad de comprender el pasado a través de sus restos materiales, como atributos de la diversidad cultural, juegan un fundamental papel en el fomento de comunidades», expresó Ester Alba Pagán, decana de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València, en el estudio El desarrollo territorial valenciano. Reflexiones en torno a sus claves. En su opinión, «el gasto público para la conservación es cada vez un objetivo más malogrado y olvidado. El patrimonio cultural como un fin legítimo en sí mismo ha de primar frente a criterios que evalúan evidencias cuantitativas neoliberales». Se refiere a «beneficios materiales y económicos» capaces de relegar la conservación del patrimonio. Por ello, afirma que éste «debe enfrentarse a su propia supervivencia», un proceso de autodeterminación del que el Museo de Bellas Artes San Pío V de València es el máximo exponente.

Y es que, la pinacoteca valenciana „icono de referencia a nivel estatal por el volumen y complejidad de las obras que alberga, cuya cifra supera las 30.000 piezas„, se enfrenta a una «encrucijada», como afirma Inmaculada Chuliá, restauradora del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Ivacor), a causa de sus «competencias transferidas». La galería está gestionada por la Generalitat Valenciana, pero su titularidad corresponde al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Una dicotomía que, en opinión de Chuliá, «ata» al Museo de Bellas Artes. «Hay cosas que deben hacerse, pero no pueden realizarse. Este problema arrastra años y años de gestión mejorable», asegura.

Plan de evacuación de obras

Así, entre las tareas pendientes del San Pío V se encuentra la elaboración de un Plan de evacuación de obras de arte. Tras la finalización de las obras de ampliación de la quinta fase del museo en el año 2017, cuyo coste se cifró en 11 millones de euros, se modificó el Plan de Autoprotección cumpliendo con la normativa estipulada en el Código Técnico de la Edificación (CTE). La rehabilitación contempló el edificio claustral, el espacio de la Biblioteca y los sótanos, así como fachadas, cubiertas y torreones a los que se unió la creación de nuevas salas de exposición y talleres de restauración.

De este modo, ante la ampliación de la colección expositiva y la reubicación de la misma, el proyecto se adaptó sin contemplar un programa que garantizase la protección de las piezas de arte ante posibles situaciones de emergencia, como incendios o inundaciones. Además, la pinacoteca todavía tiene pendiente la aprobación de su Plan Museográfico, presentado al Patronato del Museo de Bellas Artes de València en junio de 2016. Un protocolo de rescate del que Chuliá espera «que se ponga en marcha, ya que existe voluntad de implantarlos».

Desde la galería valenciana aseguran que están trabajando en la reactivación de los planes para «ponerlos al día y que sean operativos». De este modo, diversos representantes de la Comunitat Valenciana acudirán la próxima semana a una reunión extraordinaria en Madrid convocada por José Guirao, ministro de Cultura y Deportes, para abordar los planes nacionales sobre gestión del patrimonio cultural en situaciones de emergencia.

Una asamblea, según confirman a Levante-EMV, en la que se trasladará a Guirao una serie de iniciativas cuyas premisas responden a la protección de las obras del museo valenciano. «Me gustaría que el Museo de Bellas Artes se tomara en serio y se creara un proyecto de evacuación de su colección», expone la restauradora Chuliá. «Los programas de rescate deberían auditarse anualmente para que sean verdaderamente efectivos, la prevención no es un trabajo estático, requiere de una valoración constante», sentencia la autora de la tesis doctoral La gestión de las emergencias en el Patrimonio Cultural: Procedimientos de asistencia técnica en el Museo de Bellas Artes de Valencia frente a las catástrofes naturales y tecnológicas.

En este sentido, José María Ángel, director general del Servicio de Emergencias de la Comunitat Valenciana, hace hincapié en la importancia de las «lecciones aprendidas», en tanto que estas establecen precedentes respecto a la actuación ante incidentes y buscan la «resiliencia». En su opinión, lo que se entiende por «salvaguardar objetos museísticos tiene que contar con un plan de actuación», como embalaje de las obras de arte o evacuación de las mismas, entre otras medidas.

Así, «grandes museos como el San Pío V deben encargar a expertos que redacten un proyecto en el que se incluya un diagnóstico de vulnerabilidades y factores de riesgo», esgrime. Una acción que, por el contrario, no preocupa a la Dirección General de Cultura y Patrimonio. «¿Por qué el Museo de Bellas Artes debería tener un plan de evacuación de obras de arte?», plantean desde la institución. «Ningún museo valenciano lo tiene, no estamos incumpliendo la legalidad», alegan.

«Hablar de cultura en un titular queda muy bien, pero la materialización de las promesas políticas no es efectiva, sobre todo en cuanto a prevención se refiere», denuncia Chuliá. «Si no se hubiese producido el incendio de Notre Dame, no se hablaría del tema. Necesitamos sensibilizar a la clase política», concluye.

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