? La llegada de las altas temperaturas salud asociados al calor se multipliquen. Estas incidencias son especialmente significativas en las personas mayores, que se encuentran dentro de los grupos de riesgo más vulnerables. La más peligrosa de estas situaciones se da con los golpes de calor. Si la temperatura exterior es muy alta y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada, se inicia un proceso de deshidratación, en el que la presión arterial desciende, se sufre una sensación de debilidad e incluso calambres musculares. Si esta situación no se corrige debidamente y continúa, se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido.

«Es fundamental recordar a las personas mayores con una patología previa, que pierden la sensación de sed y no beben suficiente agua como para rehidratarse, la importancia de beber líquidos», explica David Curto, responsable de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores. Cuando esto ocurre, la temperatura corporal asciende progresivamente hasta superar los 40 grados, entrando en una situación de hipertermia pudiendo llegar a una situación de 'shock' hipovolémico en el que se produce un fallo de los distintos órganos y sistemas, observándose en los casos más graves episodios de convulsiones y una disminución del nivel de conciencia que puede provocar un colapso.