El delicado equilibro sobre el que nació y se sustenta Compromís hace que cualquier cambio en la delicada balanza de pesos interna de la coalición haga oscilar al resto. Compromís está -o estaba- compuesta por cuatro patas: el Bloc, el grupo más numeroso; Iniciativa del Poble Valencià, el más poderoso; els Verds-Equo y Gent de Compromís, los no afiliados a ninguno de los anteriores partidos. Esta cuarta y última pata ya es historia. Gent de Compromís cesó a principios de mes su actividad organizada, acusando de «falta de democracia interna» a la coalición. Una disolución que puede provocar que el partido, con una pata menos, termine cojeando.
No es casual que la coalición autodefina su composición como «tecnología política punta», una forma de dar a entender las dificultades para encajar, integrar y sobre todo dar voz a todas las sensibilidades que acoge en su seno. La secretaria general del Bloc, Àgueda Micó, así lo reconoce: «Es un debate que ha estado abierto desde la creación» de Compromís, sostiene en declaraciones a este diario. Micó resalta que la idea «primigenia» era la de dar forma a un «único partido». «No al uso», matiza, pero sí «unitario». En Iniciativa discrepan.
Según la mandataria del Bloc, que se muestra comprensiva ante la decisión del sector de Gent, con esa idea se constituyó el Consell General como órgano de decisión. Allí se integrarían «miembros de todos los partidos» para «satisfacer la soberanía popular». Sin embargo, señala, «Iniciativa y Verds no se mostraron proclives» a este organigrama. Con vistas al futuro, el Bloc ve «complicado» que el modus operandi de la coalición vaya a variar, ya que «una parte no quiere», según Micó. Un hecho que también supone un muro de entrada para nuevos simpatizantes. Estos, ciudadanos de a pie que se afilian al partido, sufren una «falta de capacidad de decisión», denuncia.
Aquí chocan Bloc e Iniciativa. Los últimos, en boca de Miquel Real, jefe de Gabinete de Mónica Oltra, reconocen que ese Consell General surgió con el objetivo de «dotar de elementos de participación» a las bases, pero «responde a una realidad diferente a la actual», ya que ahora «haría falta medio Mestalla» por el aumento de afiliados al partido. «A veces la realidad política pasa por encima de la realidad orgánica», reflexiona Real.
Las llamadas a la «unidad» del Bloc también chirrían a oídos de Iniciativa, que considera que ese objetivo «nunca ha estado sobre la mesa». «La esencia de Compromís es la pluralidad, la diversidad y la visibilidad», defiende. Para él, la «representación» siempre ha sido la aspiración de Iniciativa y lo que da «sentido a Compromís». «Por eso siempre hemos defendido, contra la opinión del Bloc, que en los procesos de primarias hubiera una reserva de pluralidad para los partidos y los no afiliados».
Y se muestra tajante ante la polémica de la salida de Gent de Compromís. «Niego la mayor», afirma. Real discrepa de las críticas vertidas por este sector. «Ellos mismos son la prueba de que los no afiliados pueden tener representación», afirma en alusión a Diego Gómez, que alcanzó la alcaldía de Alzira a través de la asamblea local. «Es alcalde sin pertenecer al partido. Es una acusación injusta».
Y falta la tercera pata, Verds-Equo. Su representante más visible, Giuseppe Grezzi, representa ese difícil equilibro: cercano al Bloc en cuanto a la voz interna pero con Iniciativa en la representación. El concejal de València lamenta que no se haya «avanzado en una fórmula de encaje» para aquellos afiliados no adscritos a ningún partido. Sin embargo, coincide con Iniciativa a la hora de valorar la heterogeneidad de la coalición, «síntesis de muchas sensibilidades», y en el reconocimiento de que ha llegado la hora de «repensar» cuáles son las «estructuras necesarias para el Compromís del futuro».
