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Seguridad

A cuarenta grados en el andamio o la zanja

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales no se lleva a la práctica La precariedad laboral ahonda en la mala calidad del empleo en verano

A cuarenta grados en el andamio o la zanja

Es la una y media de la tarde y Jorge tira cable en una zanja a las afueras de València. El reglamento dice que, si se trata de una obra, el trabajador debe llevar casco, chaleco, gafas, pantalones largos, protectores, y si hay demasiado ruido, orejeras. Con todo esto encima, a cuarenta grados y trabajando en la carretera, Jorge confiesa que, al igual que sus compañeros, se está jugando el físico. «No sé cómo me encontraré a los 60 años para levantar tubos a cuarenta y pico grados, hacer pasta, o tirar asfalto. Son trabajos demasiado duros para aguantar hasta los 65, si llegamos a jubilarnos a esa edad», denuncia.

En un edificio a medio construir a dos calles de distancia trabaja Paco que, a sus 64 años, está a punto de jubilarse. Después de muchos años en la obra afirma que las lipotimias y los desmayos son situaciones normales durante el mes de agosto. Durante la entrevista discute con otro obrero mucho más jóven, que descarga puntales de un camión. «La empresa tiene una fecha de fin de obra y si se pasa pierde dinero. Los obreros le damos igual, yo mañana puedo estar en la terraza a cuarenta grados y que me pase cualquier cosa, de hecho ya le ha pasado a varias personas que se han desmayado o les ha dado un golpe de calor», asegura.

Desde el camión, la discusión continúa, y ambos albañiles confirman que la mayoría de empresas no reducen la jornada de los trabajadores en las horas donde el calor es sofocante. Paco y su compañero de obra mucho más joven sí que coinciden en una cosa: «Que el obrero tenga que trabajar a cuarenta grados en agosto no lo decide el trabajador, lo decide el empresario».

Varios nombres mencionados hasta ahora son ficticios a petición de los propios albañiles, que temen que peligre su empleo si protestan por sus condiciones laborales. Porque la precarización laboral es una realidad que, como el calor, les golpea a todos por igual. Sobre todo hoy, que la temperatura puede llegar a los 43 grados, según Aemet, mientras Paco y Jorge siguen trabajando, a pesar de poner en riesgo su salud.

Según Daniel Patiño, secretario de Salud Laboral de CC OO en la C. Valenciana, «la legislación sobre esta materia ya existe y se contempla en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que en 2020 cumplirá 25 años, pero la realidad es que en la mayoría de ocasiones acaba por incumplirse, sobre todo en los últimos tiempos en los que nos encontramos con un mercado laboral muy precario, con falta de inspecciones de empleo».

La legislación existe, pero no es suficiente. Según Patiño, estas infracciones contra la Salud Laboral se producen sobre todo en empresas subcontratadas, un aspecto que la ley no alcanza a regular, ya que, además, se trata de trabajadores contratados un tiempo limitado, que tienen más dificultades para reivindicar sus derechos. Y Patiño va más allá. Habla sobre la necesidad de legislar las pausas, la hidratación y garantizar la salud física en estos casos.

Jorge, desde la zanja y Paco desde el camión denuncian lo mismo: «Hay trabajos como los de banquero o funcionario en los que están sentados ocho horas delante de un ordenador, con aire acondicionado y se prejubilan a los 55 años. Aquí en la obra no dejamos de trabajar hasta los 65».

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