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Quejas

Los socorristas denuncian la agresividad de algunos ciudadanos hacia ellos

El colectivo reclama una campaña de sensibilización y un aumento de la formación en defensa personal, especialmente para las mujeres

Roger Zúñiga, socorrista en la piscina de Beniparrell. GERMÁN CABALLERO

La labor de los socorristas a la hora de prevenir los ahogamientos es esencial y fundamental y más teniendo en cuenta los datos vertidos el pasado lunes por el Instituto Nacional de Ahogamientos que cifraba en 37 los fallecidos por esta causa en la Comunitat Valenciana a fecha de 15 de agosto de 2019. Pese a que la maniobra de salvamento es diferente en una piscina a la de una playa, lo que sí tienen en común es el protocolo: sacar a la víctima del agua en el menor tiempo posible, llevarla a un lugar tranquilo, avisar a emergencias y realizar la maniobra de reanimación cardiopulmonar.

Los socorristas velan por la seguridad de los bañistas e incluso se encargan del mantenimiento de las instalaciones pero ¿Quién se encarga de su seguridad? Esa es la pregunta que se hace el socorrista de la piscina municipal de Beniparrell, Roger Zúñiga, quien expresa a Levante-EMV que el colectivo al que pertenece teme por su integridad física mientras trabaja. «En nuestro día a día estamos expuestos a insultos, amenazas y provocaciones, pero no podemos hacer nada porque de lo contrario perderíamos nuestro puesto de trabajo», lamenta, «lo único que podemos hacer es realizar una inmovilización de la persona que esté causando problemas y llamar a los cuerpos de seguridad», apunta.

Así pues, además de las demandas de la Federación Española de Salvamento y Socorrismo recogidas ayer por este periódico, Zúñiga añade otras dos. La primera pasa por una campaña de sensibilización sobre la importancia que tiene la figura del socorrista ya que, según el, es un trabajo de «alto riesgo». La otra iniciativa consiste en un aumento de la formación en materia de defensa personal, especialmente para las mujeres. No obstante, el socorrista lanza un órdago a la Generalitat a quien le pide que haga una llamada al civismo y al sentido común por parte de la ciudadanía.

Por su parte, la Generalitat anunció en febrero la elaboración de un decreto que regularía la formación y las condiciones exigibles para el desempeño de la función de socorrista en piscinas de uso colectivo y en parques acuáticos de la Comunitat. Entre los requisitos se contempla tener una titulación académica, un certificado de profesionalidad o haber superado unos cursos formativos acreditados por la Generalitat.

Zúñiga relata que en el último mes y medio se han registrado tres incidentes graves en la piscina donde trabaja. El primero fue a finales de julio cuando un grupo de adolescentes intentó agredir a su compañero. El segundo se registró mientras el socorrista realizaba unos cursillos de natación cuando un grupo de menores empezó a insultarle y el tercero fue el domingo pasado, día en que tuvo que realizar labores de rescate a dos menores que se encontraban en el interior de la piscina. Esta situación, dice, se produjo porque los padres de los niños no estaban pendientes de ellos, «estaban desatendidos y luego vinieron a decirme que estaban jugando, que no les molestara».

Ante este cúmulo de incidentes «incívicos» y «desagradables», la Policía Local de Beniparrell tomó cartas en el asunto y decidió restringir el acceso de esas personas a la instalación. Según el socorrista, la mayoría de las situaciones vienen dadas por un grupo concreto de personas que acuden desde otras localidades. Desde el consistorio de Beniparrell han apuntado que estas personas tienen una conducta «inapropiada» ya que hacen lo que quieren. «Traen hamacas de casa, comen dentro de la piscina e incluso fuman en el recinto, cosa que está totalmente prohibida», señalan.

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