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Los amigos fugaces de Compromís

La coalición ha concurrido en cuatro alianzas diferentes y una vez en solitario en las últimas cinco generales desde 2011 - Opta por primera vez por un partido focalizado en Madrid y se aparta de los nacionalistas, los aliados históricos del Bloc

Los amigos fugaces de Compromís

En las últimas cinco elecciones generales, Compromís ha variado hasta cinco veces de estrategia a la hora de elegir a sus socios. Desde esta semana Más País, la formación con la que Íñigo Errejón va a debutar como líder político en la arena nacional, pasa a convertirse en el nuevo aliado estratégico.

El socio es estratégico porque la coalición va cambiando de aliados regularmente en busca de mejores resultados. «Haremos lo que más nos convenga», decía sin ambages un alto cargo de Compromís cuando comenzaron las negociaciones con Errejón. Y la coalición ha decidido esta semana que lo más le conviene es Íñigo Errejón.

Ese tacticismo ha llevado a Compromís en los últimos cinco comicios generales a probar suerte con Equo (2011), con Podemos (2015), con la formación de Pablo Iglesias más Esquerra Unida (2016) y en solitario en la última convocatoria (abril de 2019), en una decisión de la que ahora reniega para buscar de nuevo una alianza que le permita mejorar los resultados cosechados en abril, los peores del último ciclo electoral.

El dato de cinco decisiones estratégicas en otros tantos comicios demuestra lo efímeras que suelen resultar las alianzas de la coalición, que busca ahora con Errejón más presencia nacional de la que logró en abril, cuando sumó solo un diputado. Los cambios son una constante porque las generales nunca han sido unas elecciones que le vengan de cara a Compromís, admiten en la coalición, pese a ser la única fuerza de estricta obediencia valenciana.

En abril quedó en sexta posición, por detrás de PSPV, PP, Cs, Podemos y Vox con el 6,5% de los votos y pese a contar con un referente consolidado y visible en Madrid como Joan Baldoví.

En cambio, en los comicios anteriores, las alianzas habían sonreído a la coalición. Con Podemos logró en diciembre de 2015 su máximo registro histórico: segunda fuerza en la Comunitat Valenciana con 673.549 apoyos y el 25% del voto, que se tradujo en nueve diputados en el Congreso, cuatro para la formación de Mónica Oltra, aunque esos votos cayeron seis meses después a 659.771 cuando a aquella alianza se sumó EUPV.

Por eso, la pregunta inevitable que surge siempre que llegan elecciones generales es la misma: ¿Con quién irá Compromís? «La pregunta ya es tendenciosa, quiere dejar claro que Compromís es un producto político débil, que necesita ayuda para concurrir a unas elecciones que no son las suyas», ha escrito esta semana el que fuera candidato a las europeas, Jordi Sebastià, dando la clave de la necesidad que tiene la coalición de acertar con las alianzas para no caer en la irrelevancia.

Los vaivenes no son nuevos

Si se echa un poco la vista atrás tampoco los vaivenes resultan nuevos. En los últimos 20 años, desde la creación del Bloc Nacionalista Valencià, el principal partido de Coalició Compromís, se elevan a una quincena los distintos aliados que ha tenido la formación valencianista contando todo tipo de plataformas electorales, especialmente para las europeas. Antes de Compromís, el Bloc siempre se miró en el espejo de formaciones nacionalistas vascas, catalanas o gallegas con las que buscó sumar fuerzas.

Sin embargo, la alianza con Más Madrid resulta tan novedosa porque consolida la ruptura de la tradición histórica del nacionalismo valenciano, que comenzó con el acercamiento a Podemos, y demuestra como Compromís ha encerrado en el armario el alma nacionalista del Bloc. Al contrario que el partido nacionalista, que siempre miró al PNV, Convergència o el Bloque Nacionalista Galego (BNG), el pacto con Errejón supone que la coalición apunta a Madrid por primera vez para extender sus alianzas al hacerlo con una formación que de momento solo está focalizada en la capital como ha remarcado Mónica Oltra.

Lo que más ha pesado en la decisión, coinciden en Compromís, es que la entente con Errejón deja a la coalición en plano de igualdad y evita que pueda visualizarse a Compromís como un partido que es muleta de Podemos. Errejón es un producto fresco que tendrá mejores o peores resultados, pero no genera de partida el rechazo que puede tener Iglesias.

De momento, la alianza no parece haber generado un gran entusiasmo entre las bases. Más de la mitad de los 5.600 afiliados de la coalición ni se ha molestado en poner en marcha el ordenador para votar de forma telemática y refrendar el acuerdo con Errejón.

La alianza confederal crece

El íntimo objetivo de Compromís con este movimiento es crear en el Congreso un grupo confederal al estilo del que funciona en el Senado. Un grupo con mensaje distinto y positivo en la pelea entre PSOE y Podemos. Y la alianza crece. En las últimas horas se han sumado Equo y Chunta Aragonesista.

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