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Clases de religión con Minecraft

El cura «youtuber» que rompe moldes

La Conferencia Episcopal premia al valenciano Daniel Pajuelo por su labor evangelizadora a través de internet

El cura «youtuber» que rompe moldes

Daniel Pajuelo Vázquez (València, 1977) no es un predicador de la palabra de Dios al uso. Es un cura «youtuber». El sacerdote marianista, que este año imparte sus clases en Jerez, tiene más de 613.000 suscriptores solo en su canal, donde habla del cristianismo, la sociedad actual y el poder del perdón. Por su labor evangelizadora en las redes sociales ha recibido este año el premio Bravo de la Conferencia Episcopal. «Una sorpresa», como admite.

«No esperaba que mi labor, en un ámbito tan moderno y cercano a los jóvenes, fuera a tener el reconocimiento de parte de un órgano tan oficial», confiesa. Un galardón que para él supone la normalización de la presencia de religiosos en las Redes Sociales. «Es algo que impulsará a otros a hacerse presentes en el medio digital y, lo más importante, a mostrar que verdaderamente la Iglesia está a la escucha, en salida, dejándose interpelar también a través de la Red», razona Pajuelo.

Minecraft como herramienta para la asignatura de Religión. Asegura que los videojuegos le han enseñado mucho. «Además de ser otro elemento cultural, a la altura del cine, la música y los libros, permiten trabajar capacidades y desarrollar competencias que de otra forma es más difícil», señala.

Así es que aprovechando el tirón de Minecraft entre sus alumnos elaboró un proyecto con diversas fases que culmina con la construcción de un templo católico. Incluye la visita y entrevista con el párroco para conocer una iglesia, el estudio de los elementos, su significado, ubicación y el trabajo en equipo para llegar a plasmar su boceto en una verdadera construcción 3D, tal como explica. «Además de las competencias que se trabajan, introducir videojuegos en el aula mejora enormemente la relación profesor-alumno, algo clave para hacer más significativo el aprendizaje», razona.

«No responder al mal con mal»

A la pregunta de si las redes sociales son un campo abonado a los insultos y el odio, Pajuelo responde que no siempre es así. «Mi experiencia es que cuando ignoras a los trolls y pones empeño en escuchar, crear puentes y favorecer el diálogo, todos bajamos las defensas y hacemos esfuerzos por entendernos. Un ejemplo de esto es mi canal», relata. De ahí que remarque que muchos de sus seguidores «busquen un lugar de diálogo, de escucha, donde la diversidad no es una amenaza sino una riqueza, un don». «Yo evito responder al mal con mal, no soluciona nada, solo aumenta la espiral del odio, pero reconozco que no es fácil para nadie. La presión a veces es muy grande y hay que tener mucha entereza y claridad mental para no caer en las trampas que otros te ponen», admite este sacerdote atípico.

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