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Jéssica Albiach: "La sensación general en Cataluña es que no hay nadie al volante"

La periodista valenciana, líder de Catalunya en Comú-Podem, sostiene que la libertad de los dirigentes soberanistas es «imprescindible para la normalidad democrática» Propone eliminar la «antigualla» del delito de sedición o el indulto

Jéssica Albiach: "La sensación general en Cataluña es que no hay nadie al volante"

Los protocolos periodísticos se desvanecen cuando la entrevistada es una antigua compañera de redacción. El tuteo se impone. La vida y sus vericuetos llevaron a Jéssica Albiach desde varios medios de comunicación valencianos a Barcelona, donde le asaltó la gran crisis, la reacción del 15M y la irrupción de Podemos. Subió a ese tren y desde hace un año es la líder de Catalunya en Comú-Podem en el Parlament. Con todo lo que está cayendo. «Si lo sé, igual no me meto». Pero uno diría que habla con la boca pequeña.

¿Qué hace una valenciana como tú en un sitio tan difícil últimamente como Barcelona?

Llegué a Cataluña hace diez años, apareció Podemos y me sentí interpelada por el proyecto. No me esperaba dar el salto a la política institucional, pero estas cosas acaban pasando. Para mí Cataluña siempre ha sido una tierra de acogida, plural, y lo importante es defender los derechos de la gente y aquí estoy.

¿En una tierra de acogida cabe el discurso independentista, que parece la visión política dominante hoy en Cataluña?

Siempre ha habido una pulsión independentista, aunque no en los niveles de ahora. Antes del procés estábamos hablando de un 20 %.

¿Ha aumentado?

Ha aumentado por el sentimiento de agravio del Gobierno central y del PP, que ha sido una fábrica de independentistas. Lo peor que nos ha pasado ha sido la judicialización de la política y del conflicto. Yo no soy independentista, pero es una aspiración legítima y no contraria a que Cataluña siga siendo tierra de acogida. De todas maneras, el independentismo es mayoritario a nivel de escaños, pero hay más de media Cataluña que no lo es. Aún así, hay muchos catalanes y catalanas que, sin ser independentistas, sí creen que Cataluña tiene que poder decidir libremente su futuro.

¿Es la posición de Podemos: defiende el derecho a decidir, pero no es independentista?

No es una formación con una propuesta independentista, pero en ella hay independentistas. Para nosotros es fundamental la lucha contra el cambio climático y la transición ecológica. También el feminismo y un Estado plurinacional. Eso quiere decir que a Cataluña se le reconozca como nación. Lo que necesitamos ahora no son propuestas de máximos, el elemento clave es una mesa de diálogo.

¿La solución pasa por un referéndum?

Claro. Tiene que haber un nuevo acuerdo entre Cataluña y España. Lo primero es que Cataluña pueda decidir cuál es su encaje en España. Nosotros, insisto, lo que planteamos es un Estado plurinacional, con una forma de república federal.

¿Asimétrica?

Es complicado el término, pero en el fondo sí sería un federalismo asimétrico. Tiene que haber una reforma del sistema de financiación, que no solamente está perjudicando a Cataluña, sino también al País Valencià o las Baleares. Y sobre todo, lo más importante es recuperar la normalidad democrática. Y para ello es imprescindible la libertad de los dirigentes independentistas, que llevan dos años en prisión preventiva.

Pesa sobre ellos una condena judicial. ¿Cuál sería la fórmula?

No hay que sacralizar ni denostar ninguna. Tiene que ser la vía más efectiva y rápida. Ahora mismo, una amnistía sería muy costosa y seguramente no tiene encaje. Por eso apostamos por una reforma del Código Penal que elimine el delito de sedición, que es una antigualla, o un indulto, que al final depende de la voluntad del Gobierno.

¿No nos estamos enterando fuera de Cataluña de lo que está pasando allí?

La verdad es que no sé qué llega, pero se están perdiendo los matices. Y no solamente en Cataluña. Es el momento de los acuerdos, de que los políticos piensen menos en los partidos y más en el país. Hacen falta más mesas de diálogo y acuerdos y menos tuits y titulares. A los políticos se nos paga no para poner querellas ni para llamar a la policía, sino para dialogar. Y cada vez estamos viendo posiciones más enrocadas.

Se habla de un Govern dividido también.

No tiene siquiera una hoja de ruta compartida. Hay una sensación bastante generalizada en Cataluña, incluso en los ambientes independentistas, de que no hay nadie al volante. Tenemos un president que ahora mismo nadie lo toma como un interlocutor válido. Además va dando bandazos en el tema nacional. La semana pasada volvía a proponer retomar la vía unilateral, que fue un fracaso y dejó atrás a media Cataluña en 2017.

¿Cataluña ha de ir pronto entonces a elecciones?

Hace más de seis meses que lo pedimos por estos bandazos y porque no se solucionan los problemas sociales. Pero ese botón la única persona que lo puede apretar es Quim Torra.

¿Torra te representa?

A mí no me ha representado nunca este gobierno, siempre ha estado en las antípodas. El problema es que cada vez está pensando en una parte más pequeña de la ciudadanía. No es nada personal, pero no está ejerciendo de president.

¿Cómo explicas la violencia que hemos visto? ¿Tiene argumentos?

La violencia nunca tiene excusas y jamás es el camino. Pero creo que es importante pensar en las causas, sobre todo para ver cómo se ataja más allá de la represión policial. Hay una parte de la ciudadanía que está descontenta con la sentencia, que profundiza en la fractura emocional con España. Más allá de eso, sociológicamente es un perfil de gente muy joven, que se ha politizado con el procés, que ha visto las expectativas frustradas y que ve que el horizonte vital que se le ofrece es que vivirán peor que sus padres. Creo que hay también una parte de desesperanza, impotencia y frustración.

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