Las obras que el virus ha impedido disfrutar
El confinamiento no ha hecho posible que los vecinos de Ontinyent usen un corredor peatonal o que en Xàtiva gocen de una zona renovada

El nuevo equipamiento de la zona de Sant Jaume, ayer. / perales iborra
agustí garzó | xàtiva
Hay intervenciones muy recientes en los municipios cuyo resultado el estado de alarma apenas ha permitido calibrar. En Ontinyent, por ejemplo, hace unas semanas entraba en servicio el nuevo itinerario peatonal que comunica el casco urbano de la capital de la Vall con la antigua fábrica Textiles Aparicio. En Xàtiva, poco antes de Fallas finalizaban unas obras de peatonalización y pacificación del tráfico que han traído de cabeza al vecindario porque su duración ha sido excesiva. Sin embargo, este confinamiento nunca antes vivido impide a los vecinos de estas y de otras muchas obras en la Costera-la Canal y la Vall d'Albaida disfrutar de la mejora que comporta.
El alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, destacaba hace pocas semanas al respecto de esa intervención que la obra «permitirá una comunicación mejor y más sostenible con el polígono de Sant Vicent, con un itinerario alumbrado de 400 metros de largo y alrededor de cuatro metros de ancho, además de mejoras la pavimentación asfáltica que estaban pendientes de una actuación anterior», indicó. Además, se han abordado dos cuestiones fundamentales, mejorar la recogida de aguas que bajaban del Camí dels Presos y estropeaban el barranco; y canalizar la conducción de agua potable en el polígono con una nueva tubería de fundición que evitará los problemas de la anterior canalización, que presentaba problemas en episodios de lluvia.

Las obras que el virus ha impedido disfrutar
Todas estas importantes mejoras hay muchos ontinyentins que no las han podido testar. Con un poco de paciencia y cuando esta crisis termine, tiempo tendrán para familiarizarse con una actuación que mejora la calidad de vida a través de la movilidad.
En la capital de la Costera, unas sencillas obras tardaron más de lo previsto: en concreto, un año. A espaldas de la plaza Sant Jaume hay tres calles (Porta de la Granja, Pintor Perales y Pintor Climent) que desembocan en un espacio degradado desde hace décadas. El tráfico era un caos y la zona se había convertido en un agresivo aparcamiento de coches sin espacio para el peatón. Pero cuestiones administrativas ralentizaron la obra. Y las consecuencias para los vecinos fueron duras. Para acceder a algunas viviendas había que dar un rodeo inmenso. Ese espacio despersonalizado y sucio ya no existe. Un nuevo carril doma el tráfico, se ha ganado un espacio enorme para el peatón y donde antes solo había coches ahora brilla un acogedor parque y árboles. Lástima que casi nadie lo haya probado aún.

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