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El cerrojazo comercial condena a los viveros a destruir sus plantas

Las pérdidas por la paralización de marzo y abril ascienden a 200 millones - Exigen dar salida a flores y plantas en supermercados como en Europa

El cerrojazo comercial condena a los viveros a destruir sus plantas

El teléfono de Paloma Sanfélix da ocupado. En el buzón de voz no caben más mensajes. Su foto de perfil en WhatsApp es un mensaje: «Perdonad que no conteste enseguida. El teléfono está colapsado». Es la respuesta a una catarata de llamadas y mensajes que recibió tras publicar un vídeo de su vivero con miles de plantas condenadas a la destrucción. Activó una medida de urgencia: vender cada ejemplar a un euro con transporte gratuito a cualquier domicilio.

Este diario está entre los usuarios a los que ha sido imposible contactar con el Vivero Sanfélix de Turís. Como ellos, Jardinería Dalmau, en Vinaròs, ha optado por la misma iniciativa. Sin embargo, ambos se encuentran ahora tratando de saber si pueden o no seguir realizando transportes. Los viveros de plantas ornamentales se enfrentan a una paradoja: están abiertos porque su actividad forma parte del sector agrícola, que es esencial, pero su género son las plantas ornamentales que ahora no tienen salida, por lo que están abocados al «desastre».

Las plantas ornamentales viven durante marzo y abril su temporada alta, pero este año se han topado con un cerrojazo a la actividad comercial en el peor momento, al inicio de la campaña. Así será hasta nuevo aviso. Si se supiera cuándo podrán levantar las restricciones, los viveristas podrían planificar qué hacer con su género: aguantar las plantas con la poda y el riego hasta mayo, cuando tal vez podrían darle salida, o destruirlas ya.

La Asociación Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola de la Comunitat Valenciana (Asfplant), asociada a AVA-Asaja, ha pedido al Ministerio de Sanidad que modifique «con urgencia» la legislación relativa al estado de alarma por la covid-19 para permitir a los viveros poder vender sus plantas, tanto en los mercados de proximidad como en las grandes cadenas de supermercados antes de que se marchiten y tengan que ser destruidas.

Es la medida que ha tomado Holanda, como explica Jordi Simó, de SempreFlora. «No sé si tener una sección en los supermercados nos arreglaría la papeleta, pero una parte sí», explica. En su caso, en una semana como la actual, deberían haber vendido unas 30.000 plantas. «Este año, cero», lamenta, y augura una situación peor. Con la cancelación de la Semana Santa, las pérdidas económicas son astronómicas. «Durante la Pascua facturamos lo mismo que en los tres meses de verano», reconoce Simó. En concreto, entre marzo y abril prevé pérdidas de 850.000 euros. «No solo es el dinero de facturación, el problema es el millón de plantas que se van a la basura», explica el viverista.

Según los datos de Asfplant, las pérdidas de los viveros valencianos si continúa la parálisis comercial superarán los 200 millones de euros y podrían traducirse en el cierre de empresas que dan empleo a 10.000 personas. Si se suma el sector de la flor cortada, las pérdidas ascenderían a 350 millones de euros, como reconoce el secretario general de Asfplant, José Forcadell. Lamenta que la planta «sea un producto de primera necesidad en toda Europa menos en España», lo que les aboca a paralizar toda la comercialización, según marca el decreto.

Todos se enfrentan a la paradoja de mantener las plantas unos meses, con los costes de agua, abono y limpieza que implican, o destruir la producción. En Rosales Ferrer, Arnau García explica que las pérdidas no se centran únicamente en la venta privada, sino que también está paralizada la jardinería pública o privada pero de gran extensión de calles, jardines o colegios.

García tiene paradas en su vivero de Chiva cerca de 300.000 plantas, además de unos 100.000 ejemplares pendientes de plantar en cámaras refrigeradoras. «Sin ser nuestro vivero de los más grandes, calculamos pérdidas de 600.000 euros», reconoce el viverista.

Rescate europeo «urgente»

La consellera de Agricultura, Mireia Mollà, escuchó las reivindicaciones de Asfplant y envió una carta al ministro Luis Planas para que adopte medidas urgentes para este sector. Solicitó la colaboración del ministro para que insista a la Comisión Europea para que dedique ayudas «excepcionales y urgentes» de rescate utilizando el fondo de reserva de la PAC para compensar las pérdidas y los gastos de retirada y destrucción de plantas y flores. Mollà le propuso una línea de crédito a largo plazo a interés cero, avales para mantener la actividad y exonerarles a pagar las cotizaciones a la Seguridad Social.

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