No son casos aislados. Siete de cada diez residencias de la Comunitat Valenciana se mantienen libres de contagios desde que se decretó la emergencia sanitaria y una veintena han conseguido doblegar al virus en las últimas semanas. La pandemia se ha convertido en la peor pesadilla de los centros de mayores, 18 de los cuales han tenido que ser intervenidos por la Conselleria de Sanidad después de verse desbordados por la irrupción de brotes especialmente virulentos. Pero el titánico esfuerzo desplegado por los centros de mayores para ahuyentar la amenaza comienza a dar frutos.

El último recuento oficial difundido ayer evidencia una estabilización en la curva de casos y sitúa en 95 el número de residencias en las que está presente el coronavirus, una vez descontadas 19 instalaciones que se computaban como afectadas por tener algún trabajador en cuarentena que ya ha superado la enfermedad. En el resto de complejos se contabilizan 1.073 contagios entre residentes, 257 entre el personal y un total de 253 fallecidos. Unas magnitudes nada desdeñables que reflejan la dramática coyuntura, pero que adquieren otra dimensión si se ponen en contexto. En el territorio valenciano operan 334 residencias con más de 27.000 usuarios y 13.350 trabajadores, por lo que hay 239 complejos donde no se ha detectado ningún positivo (el 71,6%), mientras que el porcentaje de usuarios infectados se reduce al 4% y el del trabajadores, al 2 %.

El 80% de las residencias de la C. Valenciana son privadas o concertadas. La asociación que agrupa a la mayoría de operadores, Aerte, defiende que las medidas activadas en la última semana de febrero «están demostrando haber sido claves» y «han permitido evitar la entrada del virus en los centros en mayor medida que en otras comunidades autónomas», como Cataluña, Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León. El presidente de la patronal, José María Toro, sostiene que los geriátricos se adelantaron a los protocolos del Ministerio y la conselleria de Políticas Inclusivas, que comenzaron a llegar el 6 de marzo, y adoptaron medidas de higiene y restricción de visitas desde el 26 de febrero. «Esos diez días se han demostrado cruciales porque fue cuando más se propagó el virus», mantiene Toro.

Disparidad de casos

Aunque, en un principio, la alarma se concentró en las residencias de Alcoi y Torrent por el doloroso reguero de víctimas que ha dejado el virus, Sanidad ha dejado de suministrar datos individualizados por centros de mayores y, en muchos casos, son los propios los ayuntamientos los que dan información. El de Navarrés, por ejemplo, comunicó ayer el traslado de dos mayores contagiados de la residencia de este municipio al hospital.

En cualquier caso, los geriátricos atraviesan por situaciones muy diversas: los hay que han sufrido un nivel de positivos muy alto, sobre todos los primeros más afectados, mientras que otros registran algún caso aislado y sin fallecimientos. «El nivel de propagación y la tasa de mortalidad se han reducido por el aislamiento y las medidas de higiene, que han limitado los contactos y la carga vírica», reiteran desde el sector, que insiste en reclamar un incremento de las pruebas diagnósticas y de los equipamientos de protección adecuados, así como la derivación de los enfermos a los hospitales.

En algunas residencias denuncian problemas para trasladar a los ancianos a centros sanitarios. Desde Sanidad recalcan que todos los infectados son sometidos a revisiones diarias y que son los departamentos de salud los que, caso por caso, deciden la viabilidad de su hospitalización teniendo en cuenta múltiples factores, como las condiciones en la residencia, las patologías previas del paciente o sus opciones de supervivencia.

«Los datos de ocupación de camas hospitalarias y de las UCI, permiten deducir que las personas mayores afectadas pueden volver a ser atendidas en los hospitales, por eso pedimos el traslado lo antes posible para que reciban el tratamiento adecuado» incide Toro. «Las residencias, son centros de servicios sociales y han colaborado con el sistema sanitario para evitar el colapso, aislando y protegiendo a estas personas, pero ahora mismo el sistema sanitario es capaz de dar una respuesta adecuada a sus necesidades», ahonda.

Dudas sobre el recuento de muertos

Con el último balance oficial en la mano, el 30 % de los fallecidos totales en la C. Valenciana serían usuarios de residencias y la autonomía se situaría como la quinta de España con más muertos en geriátricos. Sin embargo, el sector cuestiona la fiabilidad del recuento de víctimas que hace Sanidad después de conocer que la administración autonómica únicamente computa como víctimas de la covid-19 a los sospechosos con síntomas que no se han sometido a la prueba cuando son usuarios de residencias en las que se han manifestado brotes. Este criterio, no incluido en el protocolo estatal, ha despertado los recelos del colectivo que agrupa a 212 centros.

Toro advierte de que la cifra podría estar «inflada» y reflejar una «realidad distorsionada» y engañosa. «¿Por qué en los hospitales solo se contabilizan los positivos confirmados y en las residencias también los sospechosos? El criterio debería ser el mismo para no engordar el porcentaje de fallecidos en centros de mayores», sostiene el dirigente, que hace hincapié en que en estas instalaciones «los usuarios son muy mayores y se produce un nivel de fallecimientos constante a lo largo del año, muchos de ellos a raíz de fiebre o infecciones».

El presidente de Aerte muestra también su preocupación por la tesorería de los centros como consecuencia del gran gasto que están asumiendo para contener la pandemia, en una situación de «atrasos» en los pagos regulares por parte de la Generalitat. Otro daño colateral que habrá que evaluar.