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Los psiquiatras temen más los trastornos de la crisis que los causados por la pandemia

Los especialistas prevén una mayor demanda por casos relacionados con la pérdida del empleo o estrecheces económicas

José Enrique Romeu, jefe del área de Psiquiatría del Departamento de Salud de la Ribera. levante-emv

Los expertos en salud mental temen que los problemas derivados de la faceta económica y laboral de la crisis sanitaria tengan tanta repercusión, si no más, como los generados por el propio confinamiento. El balance del encierro más estricto es mucho más favorable de lo esperado, tanto para aquellas personas con trastornos severos como para el conjunto de la sociedad, pero las áreas de psiquiatría no bajan la guardia ante lo que todavía está por venir.

José Enrique Romeu encabeza el área de Psiquiatría y Salud Mental del departamento sanitario de la Ribera y se ampara en los mensajes de alerta que lanza la Organización Mundial de la Salud de cara a un más que posible repunte de ciertos trastornos. «La OMS nos avisó ya hace un tiempo de que debemos prepararnos para atender una demanda mucho mayor. Aún no hemos recibido todos los casos que se derivarán de la pandemia. Cada vez aparecerán más problemas relacionados con la pérdida del puesto de trabajo o con las estrecheces económicas que supondrá esta crisis. En las próximas semanas y meses comprobaremos la magnitud del asunto», sostiene.

No obstante, se muestra sorprendido con la evolución emocional de la sociedad durante estos meses. «La mayoría de la población se adaptó de manera muy rápida a lo que era una situación anómala y muy grave como es la declaración del estado de alarma por una pandemia mundial y el confinamiento en el hogar. De hecho, tras este momento, disminuyó de manera considerable la demanda de atención por problemas de salud mental, había muy pocos casos de urgencia», explica el experto, que prosigue: «Hay diversos motivos que lo explican. El primero de ellos es que la ciudadanía encontró unas vías de escape para descargar sus emociones en los aplausos de cada día a las 20,00 horas. A esto habría que sumarle que, en nuestro caso, nos pilló a las puertas de las Fallas. Hubo mucha gente que se empeñó en mantener vivo ese espíritu, se realizaron animaciones y fiestas en los balcones y todo eso ayudó a superar esos primeros días».

Ansiedad

La población no tenía más remedio. Debía quedarse en casa y, «seguramente, fue incluso mejor que todo esto pillara de improviso que haberlo avisado con antelación», apunta Romeu. Hay otros factores que influyen, según el psiquiatra, en la ausencia de graves problemas mentales: «Por norma general, todo el mundo se siente seguro en su casa. El hogar es un lugar que se relaciona con la ausencia de riesgos o peligros, estás a salvo y protegido. Eso también repercute en que son muchas las personas que ya no tienen que afrontar retos diarios, por lo que muchos problemas de índole laboral se acaban o se posponen», argumenta el jefe del área de psiquiatría del departamento sanitario de la Ribera.

La paz y la tranquilidad mental, no obstante, tardaron poco en perturbarse. «Con el transcurso de las semanas, la demanda de atención creció al aparecer los primeros problemas. Cada vez nos encontramos con más urgencias derivadas del confinamiento. En general, nos hemos encontrado con casos de trastorno de conducta en personas jóvenes, con cuadros de ansiedad, problemas de convivencia y todo tipo de conflictos familiares», detalla Romeu.

Terapias a distancia

El especialista en trastornos mentales también destaca la gran labor realizada por todos los agentes sociosanitarios para mantener, aunque fuera a distancia, la atención de aquellas personas con problemas más severos. «Al principio padecíamos mucho por lo que le podía pasar a gente con esquizofrenia, trastornos de personalidad o bipolares. Podría pensarse que eran las personas más vulnerables ya que se pueden dar casos de inestabilidad y no sabíamos muy bien cómo iban a responder. Pero tanto este departamento de salud, como los servicios sociales de cada municipio, las asociaciones de familiares y los centros de día han dado absolutamente todo por estos pacientes. Se ha hecho un seguimiento telefónico intensivo y se han planteado terapias por videoconferencia. También se han preparado actividades para realizar desde casa. Si tenemos en cuenta que un paciente de este tipo puede pasar por una consulta una vez al mes, durante este tiempo ha recibido llamadas varias veces por semana por lo que la atención ha sido más que digna», comenta al respecto.

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