La situación no deja de ser sorprendente. En menos de medio año, Compromís ha pasado del sí a la investidura de Pedro Sánchez a votar no a un hecho tan relevante como la prórroga del estado de alarma. Sucedió ayer por segunda vez. Y ayer, además, Joan Baldoví fue el único diputado de los de la mayoría de la investidura que se pasó al no, porque ERC regresó ayer al limbo de la abstención.
¿Qué ha pasado? Hace quince días, la coalición puso el énfasis en el nuevo pacto entonces del Ejecutivo de Pedro Sánchez con Ciudadanos y en los criterios de reparto entre las autonomías del fondo no reembolsable de 16.000 millones, que en principio no beneficia a la Comunitat Valenciana. Ayer, incidió en la infrafinanciación y pidió que se use una pequeña parte del fondo de reactivación de la UE para paliarla y en la gestión del ingreso mínimo vital, que solo será cedida de momento a Euskadi y Navarra.
¿Es suficiente para desmarcarse de la mayoría de investidura y votar no al estado de alarma, que poco tiene que ver con la financiación autonómica? ¿Hay mucho de estrategia política en la posición de la coalición? ¿Es la reacción indignada ante la falta de atención del Gobierno a sus demandas? ¿Alguien ha olvidado que socialistas, podemistas y Compromís son socios en el Consell o eso precisamente tiene algo que ver?
Con la distancia de los 352,4 kilómetros que separan València del Congreso de los Diputados, es una paradoja difícil de entender. Cierto que el poder de Compromís es muy limitado con un único diputado, pero hay varios grupos en la misma situación y la relación es otra. PSOE, Podemos, PNV, Más País (los aliados electorales de Compromís), Nueva Canarias y Teruel Existe votaron ayer que sí a la prórroga del estado de alarma. ERC, BNG y EH Bildu se abstuvieron. Todos estos partidos, junto a la coalición de Mónica Oltra, formaron en enero la mayoría para la investidura. Solo los valencianistas se cayeron de ella ayer, cuando se unió además Cs.
El presidente del Gobierno puso ayer la misma cara de desconcierto que hace dos semanas al contestar a Baldoví. «No lo entiendo», volvió a repetir. «Me duele», añadió.
«Cuando no les hacemos falta y tienen bastantes apoyos no nos dan nada», afirmaba ayer un dirigentes de la formación.
En definitiva, lo que quedó ayer en la Cámara tras una bronca de sesión es una distancia agrandada entre el Gobierno progresista y la formación progresista valenciana. El tono en la tribuna de Baldoví y su gesto severo en el escaño durante la réplica del presidente del Ejecutivo lo denotan.
Precisamente, Sánchez echó en cara al diputado de la coalición que se arrogue la representación de todos los valencianos. Le recordó que Compromís no es la primera fuerza en la C. Valenciana y que ese lugar es suyo, de los socialistas.
Antes, Baldoví había afeado al presidente que han pasado dos años (casi) desde la moción de censura y nada ha cambiado en la financiación (pésima) de la Comunitat Valenciana.
«Y cuando le pedimos recursos, nos dicen que no toca, que no enredemos», se quejó Baldoví. El parlamentario utilizó el mismo ejemplo que hace 15 días para ilustrar la situación valenciana: «Nos quedan recursos hasta el 31 de agosto para pagar la sanidad pública, a partir de ahí se tendrá que hacer con préstamos».
Baldoví subió con la propuesta ya anunciada de que se destine el 1,6 % (2.337 millones) de los 140.000 millones que la UE propone enviar a España a un fondo de nivelación entre las cinco comunidades peor financiadas.
«Sería lo justo en un gobierno progresista: ayudar a los que menos tienen. Pero pactan con todos, y con nosotros, nada, y eso que somos socios de gobierno y hemos votado siempre que sí», afirmó.
El presidente, sin embargo, no hizo siquiera mención a la propuesta de Compromís. Sí que recordó los fondos ya aportados a las autonomías para la pandemia. Al menos, acabó con la esperanza de recomponer la relación. «En otras cuestiones», precisó.
