Las enfermeras ponen una nota de 3,2 sobre 10 a la gestión de la Conselleria de Sanidad a la hora de solucionar sus problemas durante la crisis sanitaria del coronavirus, según una encuesta entre este colectivo en la Comunitat Valenciana realizada por el sindicato SATSE, que refleja que siete de cada diez profesionales --el 71,6 por ciento-- se han visto obligadas a reutilizar las mascarillas FFP-2 o FFP- 3 para atender a personas afectadas por la Covid-19.
En cuanto a la implicación de los cargos intermedios del centro sanitario o sociosanitario en el que trabajan (jefes de Servicio, supervisores), estos sanitarios les dan una nota de 6,1 sobre 10.
SATSE ha preguntado cómo vivieron la situación de Covid y cuáles fueron sus percepciones y experiencias para evitar que se vuelva a producir la misma situación en caso de un posible rebrote. La encuesta se ha llevado a cabo entre finales de mayo y principios de junio a un total de 608 enfermeras y enfermeros de la Comunitat, según ha informado el sindicato en un comunicado.
De los profesionales encuestados, el 73,5 por ciento trabaja en hospitales, el 18,6% en centros de salud y el 3% en centros sociosanitarios. De ellos, el 88,1% ha tenido contacto con pacientes con Covid-19 y el 11,9% no.
La alta afectación de la enfermedad dentro del colectivo enfermero, la falta de suficiente material y equipos de protección, así como de pruebas diagnósticas de la Covid-19, y las graves consecuencias que su lucha contra la enfermedad ha supuesto nivel personal y familiar son algunas de las principales conclusiones del estudio y que, a juicio de SATSE, "refrendan las sucesivas y reiteradas denuncias que desde la organización sindical se han realizado tanto a nivel nacional como internacional".
El material que más han tenido que reutilizar las enfermeras/os ha sido la mascarilla FFP-2 o FFP-3, en concreto, un 71,6% de los profesionales encuestados (7 de cada 10). Por otra parte, un 64,3% han reutilizado mascarillas quirúrgicas y un 48% batas impermeables, mientras que un 20,5% tuvo que volver a usar trajes de buzo de los de un solo uso.
Así, respecto a las mascarillas FFP-2 y FFP-3, el 23,1% de las enfermeras encuestadas han recibido mascarillas de este tipo cada vez que se han expuesto a un paciente positivo o con sospecha de Covid-19, frente al 21,4% que han recibido una mascarilla de este tipo por turno; el 19,2% una por semana; el 17,9% cuando se deteriora; el 6,4% no ha utilizado material de este tipo y el 11,9% no ha tenido acceso nunca a este tipo de mascarilla.
Respecto al uso de la bata impermeable, el 48,5% de las enfermeras encuestadas han recibido una bata impermeable cada vez que se han expuesto a un paciente positivo o con sospecha de Covid-19, frente al 22,7% que han recibido una bata de este tipo por turno; el 4% una por semana; el 7,3% cuando se deteriora; el 8,6% no ha utilizado material de este tipo y el 8,8% no ha tenido acceso nunca a este tipo de bata.
Asimismo, siete de cada diez enfermeras de la Comunitat consideran que necesitarían más información y formación sobre el manejo de los Equipos de Protección Individual (EPI) (el 72,3%), y un 33,2 por ciento declara no haber recibido ningún tipo de información y formación al respecto.
Síntomas
Por otro lado, el 19,4 % de los encuestados reconoce que ha tenido síntomas leves de la enfermedad; el 1,6% lo han tenido graves y el 78,9% no han tenido síntomas, un dato que "revela la proporción de profesionales que pueden haber estado contagiados sin tener siquiera síntomas".
Respecto a la ayuda psicológica, un 15,2% de las enfermeras/os valencianos (el 14,4% de los españoles) la ha necesitado por la sobrecarga laboral y duras condiciones que han tenido que soportar (estrés, ansiedad, contacto permanente con el dolor y, en muchas ocasiones, la muerte) frente al 84,8% de las enfermeras/os valencianos (el 85,6% de los españoles) que no la han necesitado, según el estudio realizado por la empresa Sondea.
Entre el 33 y el 35% de los profesionales que tienen hijos/as han tenido dificultades para contratar personas que los cuiden mientras están trabajando, ya que muchas personas dispuestas a cuidar de niños se "echaban atrás" al saber que el padre, la madre, o ambos progenitores eran profesionales sanitarios.
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