Aunque en la nueva normalidad se respire una cierta calma, los expertos recuerdan que el virus sigue ahí fuera. Y que la gran mayoría de la población sigue siendo susceptible de contagio. De ahí que, mientras se levantan las fronteras del confinamiento, el miedo a un nuevo rebrote enciende todas las alarmas. El caso de China, donde se han detectado un centenar de nuevos casos, solo es un ejemplo.

«Esto no es como aquello de que viene el lobo? El lobo ya ha venido y ha hecho mucho daño. Y ahora salimos a la calle sabiendo que el lobo está ahí y que seguirá estándolo durante años. Ahora toca aprender a convivir con él, lo que significa retomar nuestras vidas exponiéndonos lo menos posible a un contagio», explica Antoni Trilla, jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona y uno de los expertos del comité científico que en estos días asesora el proceso de desescalada.

La detección de un nuevo brote en Pekín entra dentro de lo esperable. Y, al menos desde un punto de vista epidemiológico, puede leerse como una noticia buena y mala a la vez. Buena porque se ha identificado. Y mala porque, hoy por hoy, todavía no está claro su alcance. «Cuando levantamos las restricciones, volvemos a entrar en contacto con el virus. Porque o sigue dentro del país (contagios locales) o viene de fuera (contagios importados). La clave es detectar estos nuevos casos a tiempo para que no haya una escalada exponencial. Si se logra, se pueden aplicar medidas localizadas para frenar contagios sin volver a pararlo todo», argumenta Trilla.

El riesgo de rebrote en España también existe, como en cualquier lugar donde se haya detectado la presencia del virus. En los últimos 14 días, de hecho, el Ministerio de Sanidad ha contabilizado un total 4.315 casos detectados que, de no ser controlados, podrían volver a iniciar una nueva cadena de transmisión. «Si hasta ahora no hemos tenido ningún rebrote importante en España es porque tenemos un sistema de vigilancia en salud pública que está funcionando bastante bien», explica Daniel López Codina, investigador del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).

El informe semanal del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, publicado junto al boletín diario de datos, indica que solo la semana pasada se atendieron 30.946 casos sospechosos en los centros de atención primaria. Y 21.876 más en los hospitales.

En los casos positivos, también se estudió la cadena de contactos que habían estado con los pacientes infectados. «En estos casos, el porcentaje de pacientes con síntomas no es tan alto. Un 40% son asintomáticos, por lo que solo se detectan si hay un estudio de contactos detrás», matiza Trilla.

Vuelta a la normalidad

La cautela de los científicos choca con las abarrotadas imágenes que en estos días ilustran algunos momentos de la desescalada. Las aglomeraciones de este fin de semana en las playas de Barcelona. O las reuniones ilegales detectadas en diferentes puntos de España. Trilla, interpelado sobre esta cuestión, recrimina las actitudes de este «porcentaje de inconscientes» que activan el riesgo de un nuevo rebrote.

En cuanto a la fórmula para evitar que un futuro brote localizado se convierta en una oleada global, López Codina argumenta que la solución pasa por «minimizar el riesgo, detectar los casos y vigilar su expansión». «Tenemos que apelar a la responsabilidad individual y colectiva para evitar un nuevo rebrote. Esto implica reforzar (y financiar) los sistemas de salud pública. Y recordarle a la gente que tiene que ser responsable con sus acciones, porque no podemos poner un policía en la puerta de cada casa. Tenemos que retomar nuestras vidas pero no podemos relajarnos», comenta el investigador.

Salir de las residencias

En este contexto de desescalada,

el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, confirmó ayer que las personas mayores sanas que viven en centros residenciales podrán salir a la calle a partir del domingo. Simón reconoció que el hecho de que las personas mayores residentes de centros geriátricos no puedan salir a la calle en este momento «es un problema, un hándicap que tienen», informa Europa Press. El Ministerio de Sanidad prohibió la práctica de deporte individual y los paseos de las personas residentes en los centros de mayores. A partir de la fase 2, las comunidades pueden permitir, como cada una de ellas determine, la realización de visitas.