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La Generalitat se prepara para elaborar un presupuesto de 2021 a ciegas y restrictivo

La falta de un cuadro de ingresos del Estado, la marcha de la pandemia y el posible pacto de reconstrucción marcarán las cuentas

La Generalitat se prepara para elaborar un presupuesto de 2021 a ciegas y restrictivo

El escenario es distinto al de 2019, pero el horizonte es el mismo: la elaboración de un proyecto de presupuestos de la Generalitat de 2021 a ciegas. Esto es, sin una previsión de ingresos del Estado definida. Y si se desconoce el dinero que va a entrar en la caja, es una aventura realizar una previsión de gasto. Es el panorama al que vuelve a enfrentarse la Conselleria de Hacienda que, al menos, cuenta con la experiencia de lo sucedido el año anterior. La evolución de la pandemia, que impone el día a día de las inversiones, y las medidas que se pueden derivar del hipotético acuerdo social y político de reconstrucción son los otros grandes condicionantes.

En 2019 fue la ausencia de un Gobierno estable en España y, por tanto, de un presupuesto y un cuadro macreconómico para 2020 la que llevó a un debate con cierta polémica entre prorrogar las cuentas autonómicas de 2019 o elaborar unas sin tener todos los datos atados. El president de la Generalitat, Ximo Puig, se decantó públicamente por la segunda opción y fue la que se impuso.

En esta ocasión es la epidemia del coronavirus la que marca un escenario con tres factores económicos determinantes. Por un lado, se reproduce la ausencia de un esquema macroeconómico, fundamental para fijar los ingresos propios. Por otro, no se ha celebrado aún la reunión del consejo de política fiscal y financiera para establecer la liquidación del sistema de financiación (se salda el de dos años atrás) y los anticipos del ejercicio. «Y es difícil que se convoque pronto con la incógnita que representa la pandemia», aseveran fuentes de Hacienda. Y en tercer lugar, está pendiente aún la financiación europea frente al coronavirus. La Eurocámara ha aprobado la propuesta de una inyección poderosa de millones, pero el Consejo de Europa ha de dar la luz verde.

Con estos mimbres, la directriz principal en el departamento de Vicent Soler es «prudencia». El crecimiento del gasto para 2021 solo puede ser «de mínimos», para respetar los compromisos plurianuales adquiridos. Este es el marco general (el presupuesto de este año creció en global un 1,6 %), pero parece obvio que el gasto sanitario y social saldrán fortalecidos y otras conselleries deberían apretarse el cinturón.

A este paisaje económico se unen otros factores sanitarios y políticos. La evolución de la pandemia y la aparición de posibles rebrotes son una incógnita. También la aparición de una vacuna o un fármaco eficaz. Ello obliga a utilizar la doctrina Simeone (el partido a partido se traduce en semana a semana) a la hora de afrontar iniciativas y gasto. El presupuesto de 2020 ha sido reconsiderado en la práctica ante las urgencias sanitarias y sociales, y no se descarta que en el otoño se plantee una reestructuración formal. Son aspectos que también influirán en las cuentas de 2021.

Además, sobre la mesa está el posible acuerdo de reconstrucción, que se negocia desde distintos frentes y en el que Presidencia tiene puestas muchas esperanzas para encarar la etapa postcovid desde un espíritu de unidad. Significa que medidas de ese hipotético pacto se incluirían en las cuentas, lo que también condiciona estas. La consecuencia positiva es que podría favorecer su aprobación en Corts con más apoyos de los de los socios de gobierno.

La predisposición en España a acuerdos más amplios por la pandemia es un factor de esperanza de que el Presupuesto del Estado pueda estar antes de lo previsto y, por tanto, exista un cuadro claro de ingresos a las autonomías. De momento, la Conselleria no ha promulgado la orden de elaboración de presupuestos, si bien los departamentos ya han comenzado de manera informal a preparar sus planes de inversiones.

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