Además de una mejor financiación que haga posible políticas keynesianas para salir de la crisis, este «tránsito» hacia la nueva normalidad pivota sobre conceptos y recetas que ayer desgranó el jefe del Consell y cuya piedra angular es un sistema de protección social amplio. A esto hay que añadir la cohesión social y territorial, el respeto a la diversidad con especial atención al feminismo, la cohesión territorial y la apuesta por la innovación.

Según Puig el sistema de protección social, en el que es básico el ingreso mínimo vital aprobado por el Gobierno de Sánchez y la renta valenciana de inclusión, debe evitar «la misera de los más vulnerables» y atender todas las «excepciones». En un discurso de hondo contenido social y alejado de las recetas liberales, Puig advirtió de que «ni todo es mercado, ni estado mínimo y desregulación».

Por ello, en su opinión, la respuesta «debe combinar la eficiencia del sector público y una colaboración público-privada inteligente que estimule el mercado y la economía». La agenda de la recuperación descrita por Puig tiene como primera parada «un nuevo impulso a la sanidad pública», que implica una reforma y ampliación del concepto de universalidad.

Carga agravada a las mujeres

Otra herramienta básica es la tolerancia contra la diversidad y, en concreto, el feminismo ya que los efectos de la pandemia no han sido neutrales a efectos de género: «El confinamiento y el teletrabajo, con las escuelas cerradas, han agravado la carga de faena de las mujeres», defendió. «La sociedad sigue siendo machista», añadió el jefe del Consell.

Puig indicó que la normalidad mejorada tendrá que ser más «innovadora» con cabida para la telemedicina y el teletrabajo, otras dos claves para la reconstrucción.