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Análisis

El número de ahogados se duplica en agosto con uno cada 30 horas

Quince personas han fallecido, entre ellas cuatro menores, en playas, piscinas y otros espacios acuáticos en los últimos veinte días, la mayoría en zonas que carecían de vigilancia - El perfil es el de un niño de entre dos y cuatro años y adulto de más de 70

Una mujer falleció ahogada el pasado miércoles en la playa de La Patacona. germán caballero

La epidemia de ahogados en playas, piscinas y embalses de la Comunitat Valenciana está siendo este verano más letal que el propio coronavirus. Un total de quince personas han perdido la vida en los últimos veinte días en la costa valenciana y otros espacios acuáticos, la mayoría de ellos en lugares sin vigilancia. Entre los fallecidos se encuentran cuatro menores, tres de ellos de edades comprendidas entre los dos y los cuatro años. En el caso de los adultos ahogados todos ellos tenían más de 70 años, con la excepción de los dos jóvenes que fallecieron el pasado 7 de agosto tras saltar al mar para evitar ser repatriados cuando viajaban como polizones en un barco que llegó al puerto de València.

Pese a los meses de confinamiento las cifras totales de ahogados se sitúan a niveles del año anterior, según el Informe Nacional de Ahogamientos (INA), elaborado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, en el que fallecieron 61 personas en la Comunitat. Aunque es en estos últimos días cuando se ha disparado el número de ahogados, a prácticamente el doble que en todo el mes de julio, en el que perdieron la vida 16 personas.

Estos días negros con un ahogado muerto cada 30 horas -prácticamente el doble que en el mes anterior- comenzó con el fallecimiento de una niña de cuatro años que se ahogó el pasado 29 de julio en una piscina de una urbanización de Calp cuando su madre, de origen holandés, se encontraba al cuidado de su otro hijo, un bebé de pocos meses. Ese mismo día una septuagenaria con síntomas de ahogamiento murió en la playa de Santa Pola.

Descuidos

Los descuidos en la supervisión adulta están detrás de la mayoría de fallecimientos de menores ahogados. Así lo demuestra el Informe Nacional de Ahogamientos (INA), que refleja que prácticamente la totalidad de estas muertes se produjeron en espacios e instalaciones acuáticas que no tenían vigilancia ni servicio de socorrismo.

Otros dos tristes ejemplos de este patrón que se repite en las muertes de menores ahogados, principalmente en piscinas domésticas, fueron la muerte de un niño de cuatro años en Rojales el pasado 5 de agosto y, cuatro días después, el ahogamiento de otro pequeño, de solo dos años y nacionalidad francesa, en una piscina comunitaria de una urbanización de Orihuela Costa. En este caso el pequeño salió de una vivienda donde estaba de vacaciones con sus padres y sus cuatro hermanos. Cuando se dieron cuenta de su ausencia ya era tarde, su hermana, de 13 años, descubrió el cuerpo flotando en el agua.

El 31 de julio un bañista de 85 años fallecía en la playa de Santa Pola. Asimismo, el 3 de agosto otro hombre de 72 años era rescatado en una playa de Sagunt por un bañista y un socorrista. Pese a que el personal sanitario del SAMU trató reanimarlo durante 50 minutos, al final se certificó su muerte.

Misma suerte corrieron el pasado miércoles 12 de agosto otros dos bañistas, una mujer de 70 años ahogada en la playa de la Patacona y un hombre 75 años en el Postiguet. Al día siguiente el agua se cobraba otras dos nuevas víctimas mortales en la Comunitat. Un hombre de 85 años ahogado en la playa del Serradal de Castelló y otro, de 72 años, que perdía la vida en una piscina de una urbanización privada en la zona del faro de Cullera.

Este mismo fin de semana otras dos personas de edad avanzada perdían la vida en la costa valenciana. El sábado un hombre de 85 fallecía ahogado en la playa de la Almadraba de Alicante y el domingo otro bañista en la playa de San Antonio de Cullera.

La cuarta menor fallecida en estos últimos veinte días negros es una niña de once años, vecina de Onda, que fue rescatada con síntomas de ahogamiento en el embalse de Sitjar (Castelló) el domingo 9 de agosto. Posteriormente, tras ser evacuada al Hospital General de Castelló por los servicios de emergencia, la adolescente falleció en el centro hospitalario.

Especialmente trágico fue también el caso de dos jóvenes que viajaban como polizones en un barco con bandera liberiana que había hecho escala en Costa de Marfil, quienes perdieron la vida ahogados tras saltar al mar en el puerto de València cuando trataban de evitar ser repatriados. La autopsia confirmó que por la edad ósea aproximada los fallecidos eran mayores de edad.

Los menores ahogados

Un informe elaborado por Abrisud y el proyecto de investigación «Ahogamiento.com» concluye que el 89% de los 29 ahogamientos de menores registrados este año en España (no están contabilizados los últimos casos mencionados) han ocurrido en espacios sin vigilancia, cuando normalmente esta cifra suele ser del 77%. Dicho informe relaciona este incremento con el cierre de piscinas y la búsqueda de zonas de baño menos pobladas. Asimismo, el estudio sitúa a la Comunitat Valenciana como la autonomía con más menores ahogados, con seis fallecidos en total.

Casi la mitad de los fallecimientos de menores han tenido lugar en piscinas (el 84% domésticas). El resto de ahogados fue un 17% en ríos o canales, un 17% en playas sin vigilancia y el 18% en embalses o pantanos. El perfil del menor ahogado es un varón de entre dos y cuatro años que fallece en un espacio sin vigilancia o por un descuido en la supervisión adulta. Los autores del «Primer informe de ahogamientos de menores en entornos acuáticos» indican que la principal medida de seguridad con los menores de 5 años es practicar la llamada «supervisión al tacto», tener a los niños al alcance de nuestro brazo en todo momento y que haya una vigilancia continua.

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