«Sí o sí». A falta de limar algunos aspectos, el Gobierno valenciano trabaja sobre un único escenario de vuelta al cole «desde la máxima presencialidad» a partir del 7 de septiembre. Así de claro lo dejó ayer el president Ximo Puig después de reunirse con los consellers de Educación y Sanidad, Vicent Marzà y Ana Barceló, a las puertas de la crucial cumbre educativa de hoy que sentará al Gobierno y a las comunidades autónomas para terminar de cerrar la estrategia de actuación en medio de un clima de tensión creciente.

No todo está decidido. El propio Marzà abre la puerta a un regreso escalonado a las aulas, por etapas, con tal de ofrecer un balón de oxígeno a aquellos centros que puedan requerir más tiempo para blindar su seguridad ante la amenaza de la covid-19. Esta posibilidad se abordará con la comunidad educativa mañana, pero es uno de los ejemplos de la «flexibilidad» con la que Educación quiere afrontar un inicio de curso tan atípico como sin precedentes. De esta forma, de acuerdo con el plan de contingencia de cada colegio, también podrán escalonarse las entradas y salidas en función de la casuística en materia logística de cada infraestructura docente.

Lo que el Consell no pone en duda es que las clases serán presenciales, quieran o no algunos padres. A juicio de Puig, es «lo moralmente responsable» porque los alumnos «no pueden perder más calidad educativa» Tanto el president como Marzà avisaron, eso sí, de que el «riesgo cero» no existe y de que habrá rebrotes que probablemente obligarán a cerrar temporalmente aulas o incluso colegios y que pondrán a prueba la capacidad del sistema. Por eso, las conselleries de Sanidad y Educación han pactado un protocolo de actuación inmediata ante la más mínima sospecha de contagio en las aulas, pendiente de ajustarse a las posibles modificaciones derivadas del consejo sectorial de hoy con los ministerios.

Otras tres medidas se pusieron ayer encima de la mesa del Palau. Una es la creación de una comisión de seguimiento permanente en la que estarán involucrados los dos consellers y sus secretarios autonómicos para reforzar la coordinación y evaluar cómo se está desplegando la 'vuelta al cole' y hasta qué punto se cumplen las medidas de seguridad. La segunda consiste en la puesta en marcha de un centro de atención telefónica que responderá a las inquietudes y dudas tanto de los padres como de los docentes en aspectos relacionados con el virus. Y la tercera pasa por una «potente» campaña comunicativa que pretende combatir las incertezas con información fiable.

Marzà reivindicó que la mejor medida de conciliación «es que los colegios estén abiertos», a tiempo que puso en valor el trabajo del personal docente de los colegios «día y noche, también en agosto» para prepararlos frente a la covid. Educación ha diseñado un sistema de enseñanza telemática únicamente pensado en los casos en que Salud Pública ponga en cuarentena a los alumnos de una determinada aula o un colegio por algún positivo o sospechoso de coronavirus. La vía telemática también está prevista para aquellos alumnos en situación de riego que sufren alguna patología, siempre y cuando el médico determine que la asistencia al centro educativo pone en peligro su salud. En estos casos también se prevé como una opción la asistencia domiciliaria.

Frente a las voces educativas que abogan por la libertad de elección de los padres para decidir sobre la educación presencial, Marzà hizo hincapié ayer en que la asistencia a clase es obligatoria hasta la ESO. El conseller defendió que acudir a las aulas pasa por ser «un derecho de los niños y niñas» y advirtió de que ya se han evidenciado «las secuelas de la no presencialidad» como consecuencia de la pandemia en los últimos meses del pasado curso.

«La educación es el pilar fundamental de la sociedad y necesitamos que avance y sea un vector de futuro», se expresó en la misma línea Ximo Puig. «Perder más tiempo es algo que no podemos permitir», insistió. Marzà incidió en que la C. Valenciana dispone desde hace un mes de un protocolo para el regreso a las aulas firmado con los principales agentes de la comunidad educativa, que se irá adaptando a las «realidades» de cada momento, según la cambiante situación sanitaria.

Sin cambios en los horarios

Lo que no cambiará será el horario de la jornada escolar. Será el mismo que se aplicó el año pasado en cada centro, con el objetivo de brindar «seguridad y estabilidad a las familias». «No es momento de más cambios», ahondó el conseller, que garantizó«una coordinación directa» entre las escuelas y el personal sanitario y volvió a descartar los PCR masivos.