La historia del sistema de financiación autonómica en su etapa reciente es una crónica de retrasos. El modelo en vigor es de la etapa de Rodríguez Zapatero y está caducado desde 2014. Seis años, que no son pocos. Mariano Rajoy se comprometió en su primera y única conferencia de presidentes autonómicos, en enero de 2017, a poner sobre la mesa un borrador de reforma del sistema en un año. Van camino de cuatro años de aquello, el expresidente del PP mira la vida pasar desde una mesa de una cafetería de Madrid (ve, pero no escucha cuando le preguntan, dice) y no hay reforma a la vista. El último compromiso lo adquirió el actual Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos: en noviembre habría un «esqueleto» del nuevo modelo, aseguró la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en febrero pasado, antes de que la pandemia llegara a nuestras vidas. El presidente, Pedro Sánchez, suscribió esas palabras y repitió la fecha en junio en el Congreso de los Diputados, ya con el coronavirus ensombreciendo la actualidad. Sin embargo, la realidad volverá a contradecir a los anuncios sobre la financiación. El Ministerio de Hacienda ya lo asume. Fuentes del departamento corroboraron ayer a este diario lo que la ministra Montero deslizó sucintamente el día anterior tras el Consejo de Ministros. Dijo literalmente sobre la reforma del sistema de financiación: «Iremos trabajando este año, pero la pandemia ha retrasado el calendario. Estamos trabajando; cuando podamos nos pondremos». Es lo que hay. La prioridad ahora es la negociación de los Presupuestos del Estado. Existían indicios de un posible nuevo retraso. Ahora parece que se consuma. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aseguró el lunes en una entrevista en À Punt que estaba «convencido» de una propuesta del Gobierno «antes de final de año».
La delegada del Ejecutivo, Gloria Calero, señaló el martes que «si no hay presupuestos [del Estado] no hay financiación y va a ser todo más difícil» y recordó que el gabinete de Sánchez «lleva solamente 9 meses». El Ministerio de Hacienda desvinculó ayer la aprobación de unas nuevas cuentas de la reforma de la financiación. Son independientes, dijeron fuentes del departamento a Levante-EMV. El Consell del Botànic, integrado por socialistas y Unides Podem (además de Compromís), como el de España, se verá obligado a adaptar su discurso sobre la financiación, que siempre ha defendido como reivindicativo. La vicepresidenta de la Generalitat y líder de Compromís, Mónica Oltra, afirmó el pasado domingo en una entrevista en este diario que esperaban «un primer borrador» en el otoño. Concedía que la pandemia por el coronavirus afecta a todo, pero pedía «movimientos» encaminados a acabar con «el maltrato» financiero. La C. Valenciana es la principal damnificada del modelo actual. Cada año los valencianos son los que menos reciben en el reparto del sistema de financiación. La brecha actual es de 203 euros al año entre un valenciano y la media de España. Eso significa 1.016 millones de infrafinanciación.
La presentación de una propuesta de modelo de financiación por parte del Gobierno antes de que acabe el año está en el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez que Compromís firmó con el PSOE. El portavoz de la coalición en Madrid, Joan Baldoví, insiste en que el acuerdo debe cumplirse. Ayer, tras el encuentro con la vicepresidenta Carmen Calvo, el diputado de Compromís señaló que esta es una de las condiciones que su formación pone para apoyar los presupuestos del Estado. Las otras dos son que la inversión en la Comunitat Valenciana alcance el 10% que supone el peso poblacional valenciano dentro del Estado y que se acuerde un fondo de nivelación para que el Consell tenga los mismos recursos que el resto de autonomías. Preguntado Baldoví por si el apoyo de Compromís a los presupuestos del Estado es compatible con la participación de Ciudadanos, el portavoz respondió que lo importante es qué dicen los presupuestos y no tanto quién los apoya. El diputado valenciano compareció en el Congreso junto al portavoz de Más País, Íñigo Errejón. Ambos lamentaron que de la reunión con Calvo no había salido un calendario para la aprobación de los presupuestos ya que la vicepresidenta les había dirigido a la ministra de Hacienda. «Falta una propuesta de números y sobre todo que este Gobierno cuide mejor la relación con sus socios de investidura», señaló Errejón en la línea de lo que también defiende Baldoví. Ambos piden al Gobierno un giro social y verde y una mayor concreción.
