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Andreu Escrivà: "El clima ya ha cambiado pero quedan cosas por salvar y evitar un futuro peor"

Elabora en su último libro una guía rápida "para evitar la culpa climática y pasar a la acción porque queda poco, muy poco tiempo" - Aboga por "un cambio de hábitos" en la forma de vida actual

Andreu Escrivà: "El clima ya ha cambiado pero quedan cosas por salvar y evitar un futuro peor"

Andreu Escrivà i Garcia (València, 1983) saca nuevo y muy ameno libro al mercado tras el aplazamiento por la crisis sanitaria. En «Y ahora yo qué hago», editado por Capitán Swing, profundiza sobre la necesidad de pensar en el cambio climático, de hacerse preguntas contínuamente, de introducir cambios en los hábitos diarios pero sin tampoco fustigarse y de sumarse al activismo ambiental. «No eres culpable, eres responsable», señala este doctor en Biodiversidad que quería ser paleontólgo de niño.

No queda muy bien parado el capitalismo en este nuevo libro. Dice usted que el sistema económico en el que estamos inmersos tiene un apetito voraz por nuestro tiempo.

El capitalismo es incompatible con la propia definición de desarrollo sostenible, porque lo que busca es producir más y ganar más. Nos lleva a comprar cebollas cortadas y en mil plásticos porque no tenemos tiempo para pelarlas. Hay que tratar de ir más despacio, no más deprisa.

Algunos apuntan al exceso de población en el planeta como uno de los muchos culpables en la desaparición de los recursos naturales.

No podemos reducirlo todo a que cada vez hay más millones de seres humanos porque hemos podido comprobar el nefasto resultado de las políticas de control de natalidad de algunos países. Lo que hay que ir es a un cambio de hábitos y no levantar más fortificaciones para preservar nuestra forma de vida, que es claramente incompatible con la salud del planeta.

Los científicos alertan sobre que los daños ambientales no pueden revertirse. Que aunque pararan ya las emisiones, el calentamiento global seguiría.

Sí, queda poco tiempo, muy poco. Los océanos, los continentes y la atmósfera están hirviendo. El clima ya ha cambiado y algunas transformaciones son irreversibles, pero hay que intentar salvar el máximo posible y evitar así muchísimas pérdidas futuras. No por haber perdido una parte podemos dejar perder el resto.

Podría calar el mensaje de que no se puede hacer nada, ¿no?

Claro, y eso es un peligro.Es como si viéramos que se quema la biblioteca de Alejandría y no tratáramos de sofocar el fuego para que no se quemaran todos los libros. Aún podemos evitar muchísimas pérdidas futuras. Siempre quedan cosas por salvar y evitar un futuro peor.

¿A qué nos enfrentamos?

Yo hablaría ya más de emergencia civilizatoria y planetaria, porque el calentamiento global lo que provocará es una desaparición del bienestar y la cultura. El cambio climático es un problema social, económico y político, no es algo exclusivamente ambiental, científico y tecnológico.

Hay quien opina que la crisis sanitaria ha podido originar una toma de conciencia sobre la tierra, que tiene un límite. Que no podemos seguir explotándola sin que ello nos repercuta directamente en forma de fenómenos meteorológicos extremos o pandemias.

Lo que ha sucedido con la expansión de la covid-19 no ha servido para ninguna enseñanza, pienso yo, porque es un episodio demasiado trágico del que aún no hemos salido y no me gusta pensar que la humanidad aprende a base de garrotazos. Pero sí nos ha permitido poder escuchar a los pájaros, respirar un aire más puro y pasar tiempo con la familia. Hay que profundizar en esas cosas que el sistema en el que estamos inmersos nos arrebata cada día.

Al menos hemos podido comprobar la barbaridad de residuos plásticos que generamos al día cuando nos hemos quedado en casa. Yo al menos.

Eso sí, mucha gente me dice que ahora son más conscientes del impacto que genera nuestro modo de vida y la huella ambiental que eso provoca. No se trata de reciclar, que también, sino de no producir todos esos restos que han de tratarse posteriormente en las plantas. Hay que buscar productos de proximidad o comprar a granel, por ejemplo.

Hace días Greenpeace, Intermon Oxfam y Ecologistas en Acción presentaban un recurso ante el Supremo por inacción e incumplimiento jurídico de las obligaciones de España contra las emisiones.

Me gusta esa iniciativa, porque aunque el ejecutivo es progresista y sensible con estos temas los planes son insuficientes. Hemos de reclamar más.

Pues Elena Cebrián, la que fue consellera de Medio Ambiente en la anterior legislatura, y con la que contrajo matrimonio, es secretaria general de Reto Demográfico con la ministra Teresa Ribera.

Bueno, la demanda es contra el gobierno y si la ganan beneficiará al Ministerio de Transición Ecológica pues no se tratara ya solo de una demanda sectorial de la ministra de turno. Era más fácil hacerlo mejor que en la et¡apa precedente con Mariano Rajoy, pero queremos coherencia y si firmamos el Acuerdo de París pues hay que acelerar.

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