Llegaron hace algo más de tres semanas a centros de salud y hospitales con la promesa de ser la próxima revolución en la forma en que se iba a diagnosticar la infección por coronavirus SARS-CoV-2 en apenas 15 minutos y con alta fiabilidad. Sin embargo, los test de antígenos comprados por la Conselleria de Sanidad —medio millón al laboratorio Abbott— están teniendo, por ahora, un bajo peso específico en el circuito de detección de nuevos positivos.

Según datos del Ministerio de Sanidad, que finalmente sí especifica cuántas pruebas se hacen a día de hoy por PCR y cuántas a través de estos test de antígenos, en la Comunitat Valenciana solo se recurrió a este kit rápido en el 8,15 % de casos en que se hizo una prueba. En concreto, en la C. Valenciana del 30 de octubre al 5 de noviembre se hicieron 89.050 pruebas diagnósticas de coronavirus (un 8 % más que la semana anterior) y solo 10.916 fueron a través de estos test rápidos.

Con todo, el uso de estos test rápidos de antígenos ha subido sustancialmente en solo unos días. Según los mismos datos del ministerio de una semana anterior, de las 76.406 pruebas que se hicieron del 25 al 31 de octubre, solo 243 fueron a través de estos test rápidos, lo que suponía que su implantación era residual.

El problema del test a demanda

El por qué de esta, todavía, tímida implantación en el día a día de la lucha contra la covid no tiene una única explicación. La primera podría estar en la limitación de uso de estos test. Su fiabilidad es comparable a las PCR de laboratorio pero solo cuando se hace a personas con síntomas que además los tengan desde hace menos de cinco días, lo que explica que nunca vayan a desbancar totalmente a las PCR.

La segunda sería una cuestión puramente logística y que está afectando especialmente a centros de salud y urgencias no hospitalarias: el hacer pruebas a demanda y no con cita previa en unos centros donde no hay personal protegido con equipos EPI todo el tiempo plantea problemas de organización y de tiempo.

Es la explicación que han trasladado trabajadores consultados por este diario de centros de salud que funcionan también como urgencias ambulatorias por la tarde. Los kits están, los resultados son rápidos y fiables si se hacen en personas con síntomas pero cuando hay un volumen de trabajo importante «el vestirse con el EPI, recoger la muestra, desvestirse, volverse a vestirse para dar el resultado... cuando no tienes demasiado tiempo nos están generando un problema y en muchos centros han optado por dejar de usarlos hasta dar con alguna solución», explica una sanitaria de uno de estos centros.

Las «soluciones» que se están adoptando para aprovecharse de las ventajas de la rapidez del test sin los inconvenientes de las pruebas « a demanda» están siendo, sin embargo, variopintas y diferentes por departamentos de salud e, incluso, de centro a centro. Así, en algunos lugares están optando por dar cita previa para hacer los test como ya se hace con los PCR —aquí hay personal ya vestido y preparado con EPI durante todo el tiempo de interacción con los pacientes— o pedir personal de refuerzo y dejar a una persona en concreto encargada de estos menesteres.

Mientras se buscan estas soluciones en los centros, su uso se está generalizando más en las urgencias hospitalarias, donde ya hay un circuito covid-19 establecido y hay personal protegido por equipos personal todo el tiempo. En urgencias hospitalarias como en La Fe, estos test se usan por ejemplo con los pacientes que están en observación y tienen síntomas «y si hay un positivo y esa persona va a ingresar, se le hace una PCR», explican trabajadores.

Esta doble prueba, en principio, no sería necesaria atendiendo a las especificaciones de uso del Ministerio de Sanidad que da por bueno usar estos test rápidos casi en igualdad de condiciones de una PCR aunque no en todos los ámbitos. En algunos espacios «sensibles» como las residencias de ancianos se pide explícitamente optar siempre por una PCR siempre que se tengan resultados de forma rápida.

Madrid, donde más se hacen

El que en la C. Valenciana no se haya generalizado, todavía, su uso, no significa que los test de antígenos no hayan tenido una fuerte implantación ya en el resto de autonomías. Según la comparativa autonómica, en regiones como Madrid, se hacen más test de antígenos que PCR: el 70 % de diagnósticos se hacen con estos kits rápidos. De las 177.806 pruebas que hicieron en esa semana, 123.008 fueron test de antígenos y solo 54.798 a través de PCR en laboratorio.

Madrid es donde más se hacen pero también hay otras regiones donde se están utilizando ampliamente . Es el caso de Ceuta, donde son el 59 % de todas las pruebas o Andalucía y Aragón, donde rondan una de cada tres pruebas diagnósticas que se hacen. Por contra, hay comunidades en las que ni siquiera se han introducido como Asturias, Baleares o Canarias. En Cantabria están empezando pero son solo el 0,048 % por ahora.

En Galicia o País Vasco su implantación también es tímida: allí son el 2,99 y el 7,35 % de todas las pruebas que se hacen a la semana, respectivamente. En el resto de comunidades, se utilizan entre el 9 y el 22 % de ocasiones.

Las claves de los test

Detectan el virus, no anticuerpos

El producto, distribuido por el laboratorio Abbott, se llama Panbio y localiza antígenos del virus (en concreto una proteína que recubre el SARS-CoV-2) y no anticuerpos que genera el paciente cuando se infecta como sucedía con los anteriores test rápidos. La muestra para hacer el test se toma igual que para una PCR, con un hisopo que se empapa de exudado nasofaríngeo introduciéndolo hasta el fondo de la garganta. Con el test rápido, la muestra se pone en una especie de tira reactiva, como si se tratara de un test de embarazo, y tras 15-20 minutos se obtiene el resultado. 

Avalados si se usan bien

Esta es una de las grandes ventajas con respecto a los anteriores test rápidos. Estos llegan avalados por varios estudios, entre ellos del Instituto de Salud Carlos III y de los propios hospitales, también valencianos, que demuestran que los test son muy fiables y se pueden equiparar a los de una PCR si se utilizan tal como están indicados. En personas con síntomas de menos de cinco días de evolución la prueba tiene una probabilidad de detectar correctamente a un enfermo (sensibilidad) del 93 % y una probabilidad de detectar bien a una sana (especificidad) del 99,58 %, porcentajes que la asemejan a las PCR.

500.000 unidades 

La Conselleria de Sanidad ha comprado 500.000 unidades al laboratorio Abbott a razón de 4,5 euros la unidad, más de diez veces por debajo del coste de hacer una PCR. En una primera remesa se repartieron 250.000 unidades a centros de salud y urgencias de los hospitales.

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Solo para determinados pacientes

Los test rápidos son comparables a las PCR pero solo si se usan con aquellos pacientes con síntomas que hayan aparecido hace un máximo de 5 días. En estos casos, el Ministerio de Sanidad apuesta por hacer test rápidos en ámbitos como centros de salud o urgencias de los hospitales, pero PCR si los síntomas son de más días. En otros casos, como personas que van a ser ingresadas o trabajadores sanitarios que tengan síntomas se deja libertad para elegir y se deja la PCR para confirmar. Eso sí, en UCI y en residencias de mayores, se pide mantener las PCR siempre que se asegure que los resultados van a estar rápido. Los test no sirven para hacer cribados masivos porque no son fiables para localizar a personas enfermas sin síntomas.